No todo lo que brilla es moda

Una industria que no es del todo color de rosa y que aún padeciendo los estragos de la crisis se reinventa y se coloca como un favorito para…

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Una industria que no es del todo color de rosa y que aún padeciendo los estragos de la crisis se reinventa y se coloca como un favorito para los estudios y asociaciones artísticas y campañas publicitarias.

¿Qué será lo que tiene la moda que la hace un «producto» tan deseable?

Veamos. Podríamos culpar a Luis XIV, que fue la primera persona en usar zapatos de tacón para disimular su baja estatura. El Rey Sol, además, hacía alardes de su galantería derrochando el dinero de la corte en vestidos y pelucas. Su reinado, que duró 72 años, no sólo es prototipo de monarquía, sino que le dio a Francia la categoría de buen gusto y sofisticación; etiqueta que todavía, sin necesidad de ser capital de la moda, nadie le ha podido arrebatar.

Con el pasar de los años, la moda, ha ido superando considerablemente su estatus quo, para convertirse en una industria que inspira a medios de comunicación, a sociedades enteras; llevar un estilo de vida envidiable, que va dejando sin aliento a aquellos que solo pueden contemplar de lejos la moda lujosa. Y no hay nada que sea más atractivo para el ser humano que aquello que se le plantee imposible.

Como herencia de los monarcas, las tendencias las siguen imponiendo la clase social dominante, misma que suele tomar en cuenta los sucesos sociales trascedentes para inspirar sus creaciones, impactando directamente en el guardarropa. Durante la Primera Guerra Mundial, el «outfit» de la mujer eran las blusas tipo enfermera, los vestidos negros y los trajes de dos piezas, según apunta el Museo de la Moda de Chile.

Para la Segunda Guerra Mundial y con la Revolución Industrial hubo grandes cambios: se comenzaron a llevar los pantalones, el overall y el turbante, último que se propuso, sin mucha algarabía, para reducir los gastos en el peinado.
De esta manera es como se empieza a dictar al mundo cómo lucir el cabello, qué vestir, los accesorios a usar, según el sexo, la edad, la estatura y el peso.

Cuando la moda se pone el vestido criollo

El desarrollo también le tocó la puerta a la moda. Con la conquista de nuestras tierras, llegan los tejidos y la tradición de que al cubrirse el cuerpo con ellos, lucirías mejor. Con el paso del tiempo, la globalización permitió que nos mantuviéramos al día sobre las tendencias internacionales; que la población empezara a interesarse en el tema, tanto como para dar a luz a sus propios modistos. La tierra dominicana ha sido fértil, pues empezando por modistos como Oscar De la Renta, el parto no se ha detenido.

Sobre si es o no una industria, hay respuestas encontradas. Consultamos con la RAE, que la define como «conjunto de operaciones materiales ejecutadas para la obtención, transformación o transporte de uno o varios productos naturales y la instalación destinada a estas operaciones». A considerarse, en el aspecto técnico, lo es. Pero al entendido del diseñador Luis Domínguez, «hoy día está completamente abandonada».

Como con el resto de la sociedad, la crisis no ha tenido misericordia con las empresas de moda.

Mango, según informa el diario español ABC, tuvo que bajar aproximadamente el 20% de sus precios. Lo mismo sucede con Emporios como Armani y Gucci, que aunque han registrado ganancias con tendencia al aumento, y han abierto nuevas tiendas (en el 2009 sumaron 50 nuevos establecimientos en todo el mundo), tuvieron que nivelar abaratando el costo de su mercancía al público. En una entrevista a la BBC, la editora de la revista Vogue para América Latina, Kelly Talamas, dijo que las grandes marcas sufren menos porque encuentran siempre una «salida creativa» a los problemas.

Eso nos lleva a cuestionar ¿acaso es ingenio lo que necesitan los diseñadores para no sucumbir ante la crisis? Puede ser. Jenny Polanco, diseñadora con 35 años de presencia tanto en el mercado nacional como el internacional, coincide con Talamas, al entender que el secreto para mantenerse como diseñadora ha sido reinventarse constantemente.

Las mismas palabras utilizó «el niño mimado de la moda» -como se ha bautizado a Luis Domínguez-, para decirle a Pandora cuál ha sido su táctica para mantenerse con vida en medio de la crisis: «Creo que el éxito de mi marca es que a pesar de las crisis por las que ha pasado, he sabido siempre cómo reinventarme, sobreponerme y relanzarme a tiempo. De eso precisamente se trata la moda, es una reinvención constante».

En el caso particular de Jenny Polanco, quien tiene siete boutiques en el país (cuatro en Santo Domingo y tres en La Romana) dice que fue fácil insertarse como diseñadora, ya que habían pocos colegas dedicados al prêt à porter, casi todos se dedicaban a la Alta Costura.

«La comercialización de la moda ha hecho que la rentabilidad de la labor no sea positiva», dice con pesar la diseñadora. Y añade que para que la única forma de que resulte rentable (el negocio), tiene que disponer de unos precios ridículamente altos.

Lo que se necesita

En una publicación del Ministerio de Industria y Comercio, sobre Libre Comercio y Competitividad, se explican que ésta última es: «la capacidad de ofrecer un producto o servicio con la mejor calidad posible, al mejor precio y en los mercados con mayor poder de compra, para generar más riquezas», que el resto de la competencia.

Sucede que en el mercado local la competencia no es del todo justa. Por ejemplo, los diseños de la calidad de Jenny Polanco tienen que venderse al mismo precio que otra marca que no es de diseñador, para poder entrar en la competitividad. Pero, como ella misma asegura, eso no es competir. «Bajar las ganancias para entrar en una competencia que no existe, no es leal. El nivel de mi producto no lo trae nadie. Si lo pongo fuera competiría en un mercado a un mayor precio», dice enfática.

Rentable o no. Ese es el dilema

¿Se puede vivir de la moda en este país? Luis Domínguez es optimista: «¡Por supuesto que sí! Yo me alimento, pago mi apartamento, la luz, mi carro, mis préstamos, mis viajes, mi ropa, mis necesidades médicas… hasta para el cine me da (risas)».

Jenny Polanco no es pesimista, es más bien realista: «Antes sí, ahora no tanto. El sistema está muy deprimido». Entiende que para eso también debe respetarse más el producto de un diseñador local. Tomar en cuenta que, al menos en su caso, de sus ingresos dependen 50 familias, las de los 50 artesanos que trabajan para ella.

Ambos diseñadores coinciden en que eventos como Dominicana Moda sirven de plataforma para impulsar a los nuevos talentos y apoyar a los ya establecidos. Pero entienden que no es suficiente.

Más que una semana de moda

Vamos para la séptima edición de Dominicana Moda, uno de los eventos más importantes de su categoría no sólo del país sino también de la región, que tiene como directora general a Mirka Morales. Asociada a Sócrates McKinney y Fidel López, lo crean en el 2006. Conversamos con ella sobre la trascendencia de esta actividad, el porqué de su procedencia y cuáles han sido los bemoles que ha tenido para llevarse a cabo y su rentabilidad para el desarrollo del país.

¿Con qué finalidad se desarrolla el proyecto Dominicana Moda?

El objetivo principal de Dominicana Moda como evento-Marca País es consolidar y proyectar en el ámbito local e internacional la industria textil, confección dominicana y sus áreas afines.

En inicios, ¿cómo fue el apoyo? ¿Fue difícil encontrar quien creyera en una semana de la moda en R.D.?

Dominicana Moda 2006 se celebró gracias al apoyo de Occidental El Embajador y a la ayuda decidida de muchos amigos que brindaron su trabajo de manera gratuita. Muy pocas marcas creyeron, y las que lo hicieron, fue de manera tímida. Te puedo compartir que DM06 se hizo con RD$462.000. Solo pudimos dar para pagar algunos taxis a las modelos.

¿Qué papel juega en la economía dominicana este evento?

El segmento de exportación de Zonas Franca, el sector textil ocupa un segundo lugar sin contar con el aporte zapatos y accesorios. Esto significa que estamos ante una industria importante para el país, generadora de empleos y bienestar para la sociedad dominicana.

¿DM se perfila como una actividad con miras turísticas o en beneficio de los diseñadores locales o de la moda como un elemento cultural?

No puedes desligar una cosa de la otra. Dominicana Moda aporta más de US$2 millones a la campaña de difusión internacional de la República Dominicana, gracias al apoyo de MITUR que invita cada año a más de 40 medios internacionales a cubrir el evento. Estamos difundiendo el país más allá de sus bellezas naturales; como uno con elementos interesantes en su cultura, como es la moda. Con ellos se experimenta un crecimiento en el segmento y esto conlleva a un desarrollo económico del sector.

En estos 7 años hemos creado más de 25 nuevas marcas de diseñador, hemos interesado a las grandes plataformas de consumo masivo a crear colecciones de diseñador y hemos viajado más de 50 veces al exterior, acompañado a diseñadores dominicanos a promover su buen hacer. Esto es el deber de un evento Marca-País.

¿Tiene ganancias producir este evento? ¿Es rentable la Industria de la moda en nuestro país?

Producir Dominicana Moda sin el apoyo de los estamentos oficiales que deben velar por la promoción del negocio, el comercio, la inversión y la competitividad del sector es muy cuesta arriba. Dominicana Moda cubre sus gastos (que asciende a más US$300 mil anualmente), pero no significa una ganancia neta para sus socios.

Si el sector de la manufactura entendiera de manera masiva que debemos producir colecciones con valores de diseño, incorporando la mano de obra que egresan de nuestros centros docentes, por demás de muy alto nivel; que se exploren nuevos nichos de mercado, nuevos territorios como el Gran Caribe para ubicar nuestras piezas, entonces seremos súper rentables.

Haciendo un balance de las seis ediciones de DM, ¿cómo evalúan dicha rentabilidad? ¿Qué tal ha sido la aceptación del público? ¿Las ganancias generadas han ido en aumento o todo lo contrario?

Dominicana Moda supera cada año las expectativas del público dominicano y extranjero que acude a nuestro llamado. Este año se convierte en un hito a nivel de Latinoamérica al presentar por primera vez de este lado del Atlántico la colección del mundialmente famoso diseñador de Alta Costura Elie Saab.

Puedes leer el reportaje completo en Pandora-Octubre Impresa.

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