Algunas personas se conducen confianzudas de más y así pueden desagradar a otros o faltar a la buena educación. Pero toda gente que suela complementar sus conversaciones interpersonales con alguna expresión de toque, dulce, pintoresca y considerada, puede sentirse bien. De mano, de cara, de hombro o brazos; a las amistades, a los relacionados, a subalternos. Esto favorece las relaciones humanas, se considera un valor de personas carismáticas. “Tocar puede influenciar el comportamiento, incrementar las posibilidades de cumplimiento, hacer más atractiva y amigable a la persona que lo produce. Rompe barreras naturales y reduce la distancia, real o percibida, entre dos personas”, apunta una guía de liderazgo. A más cálidos, más poderosos.

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