Trabajadores y sociedad

Otra vez  arribamos a un Primero de Mayo, con feriado corrido y todo, celebración con vínculos cada vez más débiles…

Otra vez  arribamos a un Primero de Mayo, con feriado corrido y todo, celebración con vínculos cada vez más débiles con los trabajadores como fuerza social. Esa realidad obliga a preguntarse si en República Dominicana se puede hablar de la existencia de una clase obrera consciente de su papel.

Cuando las teorías socialistas asignaban al “proletariado” un papel dirigente, en estos países ni siquiera existía el desarrollo industrial que había parido a los trabajadores como fuerza con vocación para aspirar a  gobernar una sociedad, o al menos, a una élite que en su nombre proclamara un mundo de felicidad como prometía la utopía socialista.

En estos mundos, donde nunca ha habido un fuerte movimiento obrero, sino una amalgama de trabajadores informales, chiriperos, una enorme burocracia pública, desempleados y sobrevivientes en la marginalidad, el Primero de Mayo deviene en un feriado que ni siquiera se computa como un día para reconocer, valorar y resaltar el aporte de los trabajadores en la construcción social.

El llamado liderazgo laboral cada vez es la mayor negación de esa condición. Al margen de sus compromisos políticos con los poderes, ha rebasado la concepción burocrática que antes se le señalaba, para devenir en prósperos empresarios en ramas diversas de la economía.

Esa situación ha conducido a una suerte de orfandad de los trabajadores, al extremo de que temas como los servicios para la atención primaria en el sistema de la seguridad social, quedan reducidos al debate de los dueños de las clínicas y las partes más sensibles del poder público, representado en el principal funcionario del Sistema de la Seguridad Social, o en el gobierno mismo, a través del Gabinete Social.

Esa situación amerita un interesante debate sobre el panorama de la fuerza laboral dominicana en sus más variadas expresiones, desde el más simple trabajador hasta el más calificado. Desde el auxiliar de oficina, el técnico medio, hasta el profesional. Y eso es necesario en una sociedad cada vez menos solidaria, donde cada quien se la busca como un toro, sin pensar en el colectivo social.

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