Hace pocos días, de la cuenta de Twitter del Presidente de Ecuador salió un comentario del cual el mandatario se desligó, segundos después. Dijo que fue otra persona quien “tuitió” y pidió disculpas a quienes leyeron el mensaje. Lo cito como un ejemplo de uno de tantos incidentes relacionados con esa red social que han ocurrido en el mundo en torno a figuras públicas. Este país, donde el Twitter está en auge, y la informalidad campea por sus fueros, no podía ser la excepción. Figuras públicas, sobre todo dirigentes políticos, entre ellos funcionarios, han emitido mensajes inapropiados, inoportunos o inconvenientes. Son muchos los tuits que han tenido que ser borrados poco después de ser lanzados. Eso ocurre al más alto nivel, al punto que debe ser materia de reflexión en ciertas instancias. Las metidas de patas en este terreno no siempre se subsanan con la opción de “eliminar tweet”. Sería mejor evitar…
¿Qué hacer?
El riesgo de que una personalidad importante se equivoque emitiendo opiniones personales que no necesariamente involucran a la institución que dirige provoca que nos preguntemos si no sería adecuado que cada uno tenga su cuenta personal, y otra institucional. El consenso de los tuiteros, según constaté ayer es que esta no es la vía correcta. Lo ideal es que cada uno tenga su cuenta y que la use con el cuidado debido. Algunos y algunas aprenderán con tropezones
Nota discordante
Las declaraciones que hizo ayer Euclides Sánchez cuestionando a su partido y reclamando renovación no deben sorprender, porque el legislador siempre ha tenido un discurso contestatario dentro del PLD. Sánchez parece que sueña con ser el secretario general. Lo que sí llama la atención es que el PLD reprodujo lo dicho por el dirigente vegano. O están muy democráticos los morados, o quisieron ponerlo en evidencia…
