Si un turista viene a un hotel de la costa, y pasa sus días entre la cama y el mar, y quizás se aventura a dar un paseo por el entorno, difícilmente le pase algo. Y es que el régimen de seguridad en ese perímetro es adecuado.
Sin embargo, si se atreve más allá puede ocurrirle lo mismo que a cualquier dominicano, que no tiene motivos para sentirse seguro. Los indicadores de violencia son muy claros como para colocarse en una actitud defensiva.
La realidad es que tenemos tasas de criminalidad en las calles que son motivos de preocupación. Que cuando vivimos días como los que están ocurriendo, sin que se registren actos graves de la criminalidad, la percepción de seguridad aumenta.
¿Cuál podría ser una respuesta adecuada de nuestras autoridades ante las quejas de los embajadores? Simplemente que se trabaja para mejorar los servicios de los organismos que tienen a cargo la prevención del crimen, aunque sabemos que tenemos problemas originados en factores sociales y económicos.
Pero hay casos que no tienen razón de ser. Y que motivan las quejas de algunos representantes extranjeros, y que no son competencia de las autoridades. Empresas que retienen los documentos de turistas cuando rentan un vehículo o cuando acuden a un centro de salud. Eso no debe ser.
Los chequeos excesivos en los aeropuertos resultan irritantes. ¿Qué puede traer una pareja estadounidense o francesa que aterriza en uno de los polos turísticos? ¿Por qué someterlos a sufrimientos que arruinan la imagen del país? Asimismo, ¿tienen los agentes policiales que arrestar a un turista por cualquier tontería? Si vemos, son de las nimiedades que provocan daños mayores.
El Nacional
El dueño de las tardes, El Nacional, celebra sus 47 años de largo batallar en defensa de la libertad de expresión y los derechos humanos.
Su nacimiento fue en sí mismo un grito de libertad, y con razón, cada día mantiene ese legado de los forjadores, como un instrumento al servicio de la sociedad dominicana.
Magnífica ocasión para felicitar a su personal, a través de Don Radhamés Gómez Pepín, su magnífico director.
