El más ignorante ciudadano dominicano sabe que la ciudad de Santo Domingo es de gran atracción turística.Miles de extranjeros visitan la capital de la República Dominicana, que hace tiempo es una metrópolis, porque quieren disfrutar de su belleza.
Santo Domingo es señalada como la primera ciudad colonial “a la que la Corona española otorgó carta real”.
Es la “Ciudad Primada de América”. Y es, obviamente, un orgullo para quienes vivimos en esta media isla que así se le haya bautizado. Cuando paseo por la Zona Colonial recuerdo mis estancias por el Viejo San Juan. El Viejo San Juan es la zona colonial de Puerto Rico. Preciso que los turistas, cuando deciden viajar a determinada nación, lo primero que hacen es conocer de las cosas antiguas del país visitado, de sus tradiciones.
Desde hace tres años el Ministerio de Turismo se propuso realizar una necesaria remodelación de la Zona Colonial y ponerla acorde con los nuevos tiempos.
A mediados de abril del 2013 el señor Fausto Fernández, viceministro de Turismo, proclamó que “los trabajos de remodelación, adecuación y rescate de la Zona Colonial avanzaban al ritmo esperado”. Francisco Javier García Fernández, ministro de Turismo, ha puesto en agenda, y en orden de prioridad, me imagino que desde que fue posesionado en el cargo, todo su empeño para que la Zona Colonial sea “el pulmón del turismo”.
Santo Domingo ha crecido en forma vertiginosa (aunque desorganizada). Ya ronda los 4,2 millones de habitantes.
Fue fundada –según el criterio histórico más creíble- el cinco de agosto de 1498 por Bartolomé Colón, hermano del descubridor de América, Cristóbal Colón. Otra versión señala que fue fundada el cuatro de agosto de 1496.
Lo importante es que, pese a sus problemas de suciedad –basura por doquier, con excepción de las grandes avenidas (Abraham Lincoln, Winston Churchill, Geoge Washington, 27 de Febrero… la capital dominicana es un gran atractivo turístico.
Es urgente que se agilicen los trabajos de reconstrucción (o remodelación) de la Zona Colonial.
Estoy bien optimista. Y sé que cuando la Zona Colonial sea reconstruida, sin ningún vicio de construcción, con todas sus viejas calles peatonales asfaltadas, sus aceras diseñadas con los más altos adelantos del siglo XXI y con todos sus atractivos fortalecidos, el flujo de turistas a nuestra amada ciudad será grandioso.
¡Y no es que esté siendo hiperbólico!
