Un siglo de ofertar el pan de cada día

Si la Panadería Cibao cumplió  un siglo no es un hecho fortuito. Se debe a la perseverancia y empeño que pone la familia Villamán en el trabajo. Sus productos mantienen la misma calidad, a pesar del tiempo, según afirma su propietario José Gabriel

Si la Panadería Cibao cumplió  un siglo no es un hecho fortuito. Se debe a la perseverancia y empeño que pone la familia Villamán en el trabajo. Sus productos mantienen la misma calidad, a pesar del tiempo, según afirma su propietario José Gabriel Villamán y su hija Persia Villamán, administradora.

Cinco generaciones han estado involucradas en el negocio que inició Gabriel Villamán,  Pin, en la calle San Felipe de Puerto Plata, quien en 1911 decidió dejar al frente de ese negocio a sus hijos Luis y Narciso para trasladarse a Santiago.

“Mi abuelo se instaló aquí frente a la estación del ferrocarril, que estaba situada en la calle Las Mercedes, luego quiso agrandarla y compró un local   en la calle Independencia con 30 de Marzo. La panadería tomó tanta popularidad que a la esquina le llamaban “La esquina de Pin”, relata emocionado José Gabriel Villamán.

Asimismo, recordó que al morir su abuelo en 1930, su papá  y sus tíos se quedaron con la panadería, luego decidieron dividir y su padre se instaló en la calle Independencia, la actual Panadería Cibao, entre las calles Mella y Sánchez, donde permanece.

Como una forma de ir involucrando a sus descendientes en el negocio, José Gabriel puso al frente de la administración a su hija Persia, y ella a sus dos hijos, uno de los cuales, después de titularse con una carrera universitaria, se fue a especializarse como panadero profesional en un instituto de Argentina.

“En estos cien años hemos mantenido una clientela y unnombre, a pesar del crecimiento del mercado, de la competencia en la industria del pan, a la venta en establecimientos que no son propiamente panadería, porque ya los supermercados tienen panadería”, expresó Persia. Ella afirma que el hecho de ser un negocio familiar, que es lo que permite la continuidad con calidad, así como gracias al apoyo de sus clientes que se han mantenido fieles.

Pone como ejemplo que en la panadería ya a las seis de la mañana tienen pan caliente. “La tradición de nuestros panes de agua, sobao y la variedad que tenemos, todas esas cosas son factores que contribuyen a mantenernos en el gusto de la gente”.

Una empleomanía que se siente en casa

“Voy a cumplir 60 años trabajando aquí. Aquí han trabajado tres hijos míos y ahora un nieto. La panadería ha sido un sostén para nosotros, estamos muy ligados a ella. Agradezco a los patrones que siempre me han tratado como un hermano”.

Con estas palabras, Gabriel Tavárez define un lugar donde, según dice, trabajar le resulta grato.

Junto a él otras 29 personas trabajan desde las seis de la mañana para venderle pan a gente que, a esa hora, espera poder comerlo caliente. Para José Gabriel Villamán, propietario de la panadería, “esto significa mi vida entera, todo lo que tengo me lo ha dado la panadería, gracias a Jesucristo y a esta familia hermosa que tengo.

Mis nietos ya están en la panadería y espero que ellos sigan adelante, si Dios se los permite”.
Persia, su hija, cuenta: “Aquí viene mucha gente que vive en Estados Unidos a comprarles galletas a sus abuelos a solicitud de ellos u otros de Santo Domingo que no dejan de pasar por aquí cuando vienen a Santiago. Agradecemos su fidelidad durante todos estos años”.

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