Una campaña loca

Esta campaña electoral es atípica en todos los sentidos. No es sólo el progresivo transfuguismo general, tanto que cuando un partido pretende celebrar una fuga conveniente, le brota una mayor. Es como las alianzas, que a veces se vuelven sal y agua, porque si bien atraen a algunos, desatan los demonios internos. Cuando estalla un escándalo en un terreno al poco tiempo ocurre lo mismo en el otro litoral. De modo que nada es predecible, toda vez que la campaña está llena de imponderables, los más inusitados. Quizás todas esas disonancias, disidencias y conflictos es lo que está provocando una anémica asistencia a los actos abiertos. Una campaña loca.