¿Una carretera macondiana?

Macondo, como recordamos, es el territorio donde Gabriel García Márquez nos contó Cien Años de Soledad, ese portentoso producto del realismo mágico en el que muerte y vida, amor y desamor se entrecruzan en nuestro Caribe desbordando todo tipo de&#823

Macondo, como recordamos, es el territorio donde Gabriel García Márquez nos contó Cien Años de Soledad, ese portentoso producto del realismo mágico en el que muerte y vida, amor y desamor se entrecruzan en nuestro Caribe desbordando todo tipo de deslindes.

Tal notoriedad alcanzó el pueblo imaginario, que es lugar común ubicar en Macondo cualquier sitio u ocurrencia que parezcan inverosímiles.
Es la historia de una carretera de 73 kilómetros de extensión, una gran zanja hecha sobre el lomo de la Sierra Septentrional. Ni en los centros espiritistas se ha podido determinar quién gestiona la obra, que debe rondar costos superiores a los mil millones de pesos.

La carretera parte de o llega a las estribaciones de la reserva científica Loma Quita Espuela, de San Francisco de Macorís, y se prolonga hasta Río San Juan, en la costa noroeste, afectando flora, fauna y fuentes acuíferas de las provincias Duarte, Espaillat y María Trinidad Sánchez.

Según las imágenes de un video presentado en El Despertador, en la entrevista que le hicieron esta semana Marino Zapete y Edith Febles al presidente del Partido Revolucionario Moderno, Andrés Bautista, se observa equipos pesados cortando las montañas y perforando el subsuelo.

Aunque por la magnitud de la obra y el daño que provoca a la ecología de la zona tiene que involucrar recursos y autorizaciones gubernamentales, no hay autoridad que aclare el tema.

El Ministerio de Obras Públicas dice que no la está construyendo, ni fue consultado para su construcción y que “ninguna firma de ingenieros ha solicitado al Ministerio de Obras Públicas realizar estudios de impactos ambientales correspondientes”, informó al diario El Nacional el ingeniero Ramón Antonio Pepín, jefe de gabinete.

El vespertino también informa que “en el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales no se ofreció ninguna información acerca de si esa institución habría otorgado los permisos medioambientales, para que máquinas pesadas puedan mover tierra y tumbar árboles en el área de construcción”.
Especialistas en la materia han buscado en el Presupuesto Nacional en procura de alguna partida inicial o de pago de cubicaciones, y nada…

El presidente del PRM, productor agropecuario de Espaillat y opera en buena parte del Cibao ha revelado que tras obtener informaciones oficiosas sobre la construcción de la carretera, se trasladó a la zona, quedando vivamente impresionado por la devastación provocada.

Ha solicitado el dirigente político y empresario que el gobierno del presidente Medina disponga el cese inmediato de la nociva construcción y que se hagan investigaciones independientes sobre su impacto ambiental y utilidad social.
En Macondo conocimos toda suerte de milagros y misterios. Desde el temor de fundarlo en el lugar en que se asentaron, vivieron y murieron los Buendía, porque era de mal agüero vivir donde no hubiera muerto nadie, la visita de uno de los personajes a conocer el hielo, hasta un diluvio de más de cuatro años.
Pero ¿una carretera fantasma, que no se sabe quien ni cómo la construye? Eso ni en Macondo se vio.

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