Como cada año, las autoridades han anunciado el plan preventivo y de seguridad que será aplicado en toda la geografía nacional, a propósito de las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Miles de agentes de la Policía y las Fuerzas Armadas estarán presentes en las calles, avenidas y centros comerciales, sin dejar de lado los predios de los centros de diversión que para estas fechas reciben a más parroquianos que de costumbre.
Aunque luzca paradójico, lo que intenta el Gobierno con esta medida es evitar que decenas de personas mueran en circunstancias trágicas, casi siempre como resultado de injustificados excesos en el consumo de bebidas alcohólicas.
Y digo que es paradójico, porque hemos hecho una costumbre armar un plan preventivo para cada fecha festiva, con el país militarizado y con policías en cada esquina, cual si se tratara de una amenaza real a la integridad del Estado dominicano.
Se llega a tales extremos, porque la práctica ha demostrado que los llamados de atención, orientaciones y consejos a través de los medios de comunicación, no son suficientes para que la gente entienda que celebración no puede ser sinónimo de desgracia.
Sin embargo, vale resaltar los esfuerzos que realizan los organismos de seguridad y de socorro del Estado, en aras de salvar vidas durante estas festividades.
Este plan preventivo tiene siempre un componente especial, que es velar por la seguridad de quienes aunque ejercitan la cordura para asimilar estos días con calma, están siempre en la mira de delincuentes y criminales, que igual aprovechan estas fechas para cometer sus fechorías.
Por esto es importante que los ciudadanos den seguimiento a las sugerencias emanadas de los organismos de seguridad, en torno a qué hacer para reducir las posibilidades de ser asaltados o de que sus propiedades sean objeto de robos o cualquier otra modalidad delictiva.
Desde el pasado lunes, las instituciones públicas iniciaron el pago de la regalía pascual o doble sueldo, lo que le inyecta un mayor dinamismo a las actividades comerciales y consecuentemente aumenta el número de personas en las calles.
Ojalá que esta Navidad sea segura y que los dominicanos entiendan que se trata de un momento especial para reflexionar y repensar sobre planes futuros, de recogimiento espiritual y de gratos reencuentros con nuestras familias.
Sólo nos resta desear que Dios ilumine el pensamiento de cada dominicano y dominicana, y que la sensatez prevalezca por encima de las emociones propias de estas fiestas.
