Una necedad

Apesar de que entiendo y siempre he defendido la crucial importancia del mecanismo de la protesta pacífica en todo sistema democrático…

Apesar de que entiendo y siempre he defendido la crucial importancia del mecanismo de la protesta pacífica en todo sistema democrático y de manera particular en un país como el nuestro en el que, actualmente, la oposición política no está jugando su rol, considero extemporánea y hasta “majadera” la convocatoria realizada por algunos grupos para protestar durante el mes de enero por la ya vigente reforma fiscal, como por ejemplo, la manifestación que se pretende realizar este domingo próximo en el Parque Independencia.

La reforma fiscal en República Dominicana, con nuevas medidas incómodas y muy desagradables porque nos obligan a pagar más impuestos ganando lo mismo, lógicamente rechazada por una gran parte de la población como ocurre en cualquier lugar del mundo con toda reforma que implique aumentos en las cargas tributarias, ya es una realidad con la que lamentablemente tendremos que lidiar y lo que nos toca es seguir pidiendo a nuestro Gobierno y a sus funcionarios que, si los ciudadanos comunes nos vamos a sacrificar por el Estado, ellos también deben continuar cumpliendo su cuota de sacrificios.

Los movimientos sociales, los grupos juveniles y en general ese segmento de la sociedad civil dominicana que al día de hoy está jugando un muy trascendental papel de contrapeso al Gobierno, deberían orientar sus esfuerzos a exigir mayor transparencia, ser vigilantes de la necesaria responsabilidad fiscal, velar por el cumplimiento de las promesas del presidente Danilo Medina (especialmente aquellas relativas a temas básicos como seguridad ciudadana, educación y salud) y en general ser más activos en un rol propositivo.

Si esos grupos acompañan sus protestas de propuestas alternativas serias (no populistas, sino realistas, objetivas y bien fundamentadas) para ofrecer al Gobierno la posibilidad de, en el corto plazo, cumplir con el ineludible compromiso del 4% a la educación, aumentar la inversión en salud pública, ejecutar en su totalidad los postulados de la Ley de Seguridad Social, realizar necesarios aumentos presupuestarios como los 500 millones de pesos adicionales que se le concedieron a la Policía Nacional, entre otras medidas imprescindibles y que no pueden esperar, entonces ganarían la legitimidad y la calidad moral para protestar todos los días si quisieran y para ser respetados por las autoridades y apoyados por el pueblo. Sin embargo, mientras las quejas no vayan de la mano con una actitud proactiva y la presentación de opciones reales y posibles, es difícil separar esta “expresión democrática” de una simple necedad.

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