Una trinchera de seguridad

El país comenzará el año venidero con una verdadera trinchera de seguridad que estará enclavada en aeropuertos y puertos marítimos y terrestres, entiéndase, la frontera con el vecino Haití.

El país comenzará el año venidero con una verdadera trinchera de seguridad que estará enclavada en aeropuertos y puertos marítimos y terrestres, entiéndase, la frontera con el vecino Haití. Por fin, las autoridades han decidido poner en práctica un verdadero escudo a prueba de antisociales, narcotraficantes, pederastas, timadores, desfalcadores y en fin, todos aquellos o aquellas que escojan el territorio nacional como escondrijo o vía de escape de sus respectivos países.

Me cuentan mis fuentes, que desde ya se está en la fase de ensayo con el cruce de informaciones entre las principales agencias de seguridad del Estado.

Ya no es un simple anuncio o una aspiración. Me cuentan que el Departamento Nacional de Investigaciones, mejor conocido como DNI; la Dirección Nacional de Control de Drogas, la Policía Nacional, a través de la Interpol, así como los organismos de inteligencia de las Fuerzas Armadas, incluyendo la Dirección de Migración, tendrán una sola base de datos, común para identificar y mantener bajo control a todos los visitantes que entren o salgan de República Dominicana, mediante el método de la biometría, o sea, registro de huellas y la utilización de una data común que unirá a todas esas instituciones en una misma operación.

Fragilidad espantosa
En realidad, la fragilidad de los sistemas de seguridad en esta nación es algo espantoso.

Y eso, lógicamente, es aprovechado al máximo por bandidos de todas las estirpes y categorías para escogernos como guarida y desde aquí operar amparados en el soborno, las dádivas y la doble vida o identidad cuyas expresiones son elocuentes en los pocos casos conocidos, entiéndase, José David Figueroa Agosto y ahora el famoso Bolo, atrapado en una humilde y camuflada vivienda del residencial Holguín, en el sector capitalino de Herrera, donde se cobijaba con amparo quien sabe de quién o quiénes y bajo el manto de la incapacidad y limitaciones típicas de las agencias que hasta el día de hoy, adolecían de tecnología y base de datos común para detectar y detener intrusos y vándalos trotamundos.

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