Vacas flacas en el sector externo

El panorama externo que enfrenta República Dominicana ha venido complicándose desde principios del 2015.El precio del oro ha mantenido una tendencia a la baja. De US$1,600 la onza a mediados de agosto del 2012, el precio del oro ha estado…

El panorama externo que enfrenta República Dominicana ha venido complicándose desde principios del 2015.

El precio del oro ha mantenido una tendencia a la baja. De US$1,600 la onza a mediados de agosto del 2012, el precio del oro ha estado promediando por debajo de los US$1,200 en lo que va del 2015. De mantenerse los bajos precios del oro, se estima que República Dominicana perdería US$340 millones en el 2015 de ingresos por exportaciones.

El 18 de marzo de este año, el Gobierno de Estados Unidos estableció una veda a determinados bienes agropecuarios producidos en la República Dominicana. EUA prohibió la entrada de un grupo de frutas y vegetales de República Dominicana a Estados Unidos debido a la presencia en el extremo de la región este del país de la mosca del Mediterráneo. Las exportaciones de ajíes, tanto los de campo abierto como los de invernaderos, aguacates, tomates, lechozas y cítricos, entre otras, resultaron afectadas. Se estima que el impacto, sobre una base anual, mermaría las exportaciones en unos US$70 millones.

Hace pocas semanas el Gobierno de Haití estableció la prohibición de importaciones a través de la frontera dominico-haitiana de unos 23 productos de República Dominicana, con el objetivo de “combatir el contrabando” y mejorar los ingresos fiscales, los cuales han sido afectados por la reducción de las donaciones recibidas del exterior y la fuerte baja en el financiamiento de Petrocaribe. Entre los productos afectados se encuentran la harina de trigo, el maíz molido, las pastas alimenticias, galletas, aceites comestibles, mantequillas, agua para el consumo humano, cerveza, gaseosas, jugos, detergentes, colchones y materiales de construcción. Esta restricción se agrega a la prohibición de importaciones de huevos y carne de pollo proveniente de República Dominicana, adoptada en el 2013. La medida podría generar una pérdida anual de ingresos cercana a US$500 millones si se tiene en cuenta que en el 2014 las exportaciones nacionales de República Dominicana a Haití, excluyendo las de zonas francas, ascendieron a unos US$938 millones.

El pasado 5 de octubre, Estados Unidos suscribió el Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio, el más grande que haya sido firmado en toda la historia del comercio internacional. Este acuerdo, que involucra a un grupo de países que aportan el 40% del PIB mundial, incluye a países que compiten, en el área de los textiles y calzados, con los países miembros el DR-CAFTA. Vietnam, por ejemplo, exportará textiles a Estados Unidos durante el 2015 por un total de US$10,940 millones, casi 14 veces los US$800 millones que exportarán las zonas francas dominicanas. En el 2014, Vietnam exportó US$3,522 millones en calzados hacia EUA, casi 14 veces los US$255 millones que exportó en este renglón la República Dominicana. Si el Acuerdo Transpacífico termina concediendo a países como Vietnam y Malasia condiciones más favorables y flexibles en el ámbito de las reglas de origen que las establecidas a los países signatarios del DR-CAFTA, no puede descartarse un impacto negativo sobre las exportaciones de textiles y calzados de las zonas francas dominicanas.

A todo lo anterior podrían añadirse las implicaciones no deseables provocadas por la naturaleza. La más visible y potencialmente negativa es la llegada a nuestras playas, en magnitudes preocupantes, de los sargazos que azotan a la mayoría de las playas del Caribe. Hasta ahora, la llegada de turistas a nuestro país no ha sido impactada negativamente. Sin embargo, ya se dispone de información que sugiere la inconformidad de algunos turistas por la frustración de no poder utilizar continuamente las playas y los desagradables olores que genera la acumulación y descomposición de los sargazos en la orilla de las playas y en la arena.

La fuerte desaceleración que afecta a Suramérica podría impactar también la actividad del sector turismo en República Dominicana. No olvidemos que más del 13% del turismo de extranjeros en nuestro país se origina en Suramérica. La crisis económica que afecta a Venezuela, Argentina, Brasil y Ecuador es intensa. Perú y Colombia también están siendo afectados, el primero por la baja de los precios de los minerales y el segundo por el colapso de Venezuela, uno de sus mejores clientes. Incluso Chile atraviesa un momento difícil por la caída del cobre y las señales confusas del Gobierno de Bachelet en el ámbito de las reformas económicas que desea ejecutar.

No sólo el turismo puede ser afectado por la desaceleración de las economías suramericanas. El acceso al financiamiento público y privado a través del mercado global de capitales podría resentirse en los próximos meses, no porque el FED tome la decisión de aumentar su tasa, sino porque los inversores comiencen a percibir un aumento del “riesgo latinoamericano”, lo que subiría los spreads, y los rendimientos a ofrecer por los títulos de deuda soberana y corporativa de República Dominicana y los demás países de la región. Esto último vendría aparejado con una baja en los influjos de inversión extranjera directa en la medida que los inversores incorporen en el análisis financiero de sus proyectos, menores tasas de crecimiento de las economías de la región y mayores costos de financiamiento.

A mediano plazo, el turismo dominicano tendrá que hacer frente a una competencia más agresiva en el Caribe. El sabático cubano ha concluido y hay que esperar que en unos años, Cuba estará cada vez más preparada para convertirse en un oferente importante de servicios turísticos en el Caribe.

Visto lo anterior, hay que ponerse rápidamente las pilas. Es cierto que la baja considerable de los precios del petróleo nos brinda un colchón para soportar choques externos negativos. Sin embargo, no consideramos que sea prudente permitir que la baja de los precios del petróleo tenga que soportar por sí sola esta avalancha de choques externos reales y potenciales negativos.

Los sectores público y privado deben evaluar la posibilidad real de desviar la totalidad o parte de las exportaciones de productos que tenían a EUA y Haití como destino, a otros países de la región. Es lo que Colombia está tratando de hacer luego del colapso de la demanda proveniente de Venezuela.

En lo que se conquistan nuevos mercados, el Gobierno y el sector privado deben tratar de identificar productos que tienen un mercado garantizado y que en el pasado han tenido un espacio relevante en la estructura de exportación de República Dominicana. El ferroníquel, por ejemplo, es un candidato que debería ser contemplado con seriedad.

Es cierto que el precio del níquel está bajo en estos momentos. Sin embargo, en el 2012, con un precio anual promedio de US$7.96 la libra, República Dominicana exportó US$267 millones. En el 2015, el precio promedio del níquel ha caído un 27.8%. Sin embargo, el precio de Fuel Oil No.6, que es el utilizado por Falconbridge para generar la electricidad que requiere para la explotación del ferroníquel, ha caído en 52.5% con relación al precio promedio del 2012. Es posible que la empresa pueda incursionar de nuevo en el mercado global a pesar del bajo precio del níquel gracias al mucho más bajo precio del fuel-oil. En una situación de vacas flacas en el sector externo, US$200 millones de exportaciones de ferroníquel en el 2016 le vendrían muy bien a la economía dominicana.

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