Los narcotraficantes dominicanos utilizan “medios intermodales” para el transporte de las drogas que comercializan en el exterior.Los más conocidos son los barcos mercantes, yolas, camiones, aviones comerciales, avionetas, contenedores marinos y otros tipos. Transportan las drogas en buques diseñados especialmente para el contrabando de cocaína y heroína, que son construidos en Colombia y otros países de Suramérica.
“Las operaciones de contrabando por vía marítima consisten principalmente en lanchas rápidas que salen de la costa norte de Colombia y Venezuela, por lo general, llevan entre 800 y 1,200 kilos de cocaína.
Los buques de vela y de pesca también se utilizan, aunque en menor medida. Estas embarcaciones salen de la costa norte dominicana y de Haití y se mantienen cerca de las costas de las otras islas del Caribe oriental hasta llegar a sus destinos finales.
El viaje por la cadena de islas permite a los traficantes mezclarse con el tráfico en otros buques, lo que minimiza las oportunidades para la detección. A veces los barcos de carga a nivel local son construidos como barcos de pesca libre (conocidos como “yolas”) y colocados a 40 y hasta 150 millas náuticas de la costa de Puerto Rico, República Dominicana, o en las Islas de Sotavento”, revela el teniente coronel norteamericano Taylor Brooke.
Los narcotraficantes que introducen las drogas a la República Dominicana y PuertoRico evaden las inspecciones eficientes con la alteración de los documentos de embarque en los puertos y aeropuertos, mediante el uso de sellos falsos de aduanas.
Modifican los compartimientos de los barcos de carga, construyen espacios ocultos y colocan la cocaína y la heroína en lugares que casi nunca son encontradas por las autoridades.
“Utilizan barcos de pesca comerciales que son muy adecuados para las operaciones de contrabando, a través de un buque madre, ya que normalmente tienen una capacidad para grandes envíos y están equipados con sistemas de navegación sofisticados e instrumentos de comunicación. En consecuencia, no requieren reacondicionamiento para las funciones del buque en las operaciones de contrabando. Además, los buques de pesca también son difíciles de controlar porque están muy unidos a las comunidades de pescadores”, revela.
Las embarcaciones comerciales “suelen ser los vasos disponibles” en las operaciones de narcotráfico a nivel local e internacional, porque transportan las drogas en yolas y embarcaciones que utilizan los pobladores, para despistar a las autoridades nacionales y las depositan en centros de recreo, deportivos y comerciales, donde nadie se enteraría que son depósitos de drogas, según el militar.
Agregó que alquilan o compran “embarcaciones denominadas de bajo perfil (LPVS)” que se utilizan para el contrabando de las drogas a Puerto Rico desde la República Dominicana, y que esas embarcaciones tienen doble motor, tanto en el caso de los barcos como de los aviones, para garantizar los vuelos rasantes y evitar la detección de los radares norteamericanos y los localizados en las islas del Caribe. “La República Dominicana es el país por el que transita la mayor cantidad de cocaína procedente de Suramérica en viaje a EE.UU.
De acuerdo a opiniones de expertos en la droga, llegadas de las costas colombo-venezolanas, por medio de lanchas rápidas por la costa Sur de la isla o por el uso de pequeñas aeronaves que bombardean su cargamento en el mar y otras veces por contenedores por vía marítima, este es el menos frecuente”, aseguró el teniente coronel del Ejército Carlos Rafael Paulino Rojas en su ensayo El narcotráfico; una gran amenaza para la seguridad del Caribe, en el año 2006.
