Vende diarios

Aquel vendedor de periódicos reflejaba la necesidad en el rostro. Su mirada penetrante transmitía desesperanza. Ponía la vista…

Aquel vendedor de periódicos reflejaba la necesidad en el rostro. Su mirada penetrante transmitía desesperanza. Ponía la vista en cada conductor detenido frente al semáforo en rojo. Al fijarla en mí, me erizó. Intentaba vender los ejemplares del diario vespertino que llevaba bajo el brazo, al caer la tarde del sábado pasado en la intersección de la 30 de Marzo y México. No tenía otra mercancía. Mostraba la primera plana sin hablar pero su cara cuasi rogaba: “¡Trato de sobrevivir, cómprame uno!”. Yo ya había leído el diario en la edición digital. Súbitamente pensé en los muchos clientes que la era del conocimiento habría quitado al señor “canillita”. Conmovida le compré un ejemplar. Me dio las gracias.

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