Ante todo, aclaro que cuando me hago eco de denuncias y comento las faltas que puedan cometer figuras públicas, no hay nada personal. En dos años arribo a la edad de 60 años. A la fecha, faltan 21 días para que cumpla 41 años de ejercicio profesional. Por oposición y por presentación de credenciales he ganado becas de instituciones internacionales calificadas, como la Fundación Friedrich Ebert, la Organización de Estados Americanos; la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco); la Fundación Nuevo Periodismo, de Gabriel García Márquez; el Banco Interamericano de Desarrollo; y The George Washington University. Pero como nunca se termina de aprender, a veces podría venir bien cualquier clasecita de periodismo y moral, si la impartiera(n) quien(es) tuviera(n) calificaciones para hacerlo, no mandadero(s) y/o mequetrefe(s), a quien(s) con lástima hay que entender …y hasta ver como expresión de su lealtad para con presumidos fanfarrones irresponsables, a quienes les duele que se diga la verdad sobre sus fechorías y bellaquerías en el ejercicio de funciones públicas. Sin embargo, soy de los que creen que cuando el perro ladra hay que golpear al amo, con perdón de los perros…
En Colombia
Lean a continuación, algo que pasó en Colombia: Dos periodistas escribieron columnas críticas de actuaciones de jueces de la Corte Suprema de Justicia, que respondió duramente calificándolas de difamatorias e injuriosas. Sin embargo, la misma Corte desestimó formular cargos contra las periodistas, decisión que valoró positivamente el Instituto Internacional de Prensa (IPI) recordando que las columnistas “cumplían con su responsabilidad social y no existiendo un derecho fundamental a la difamación, la amenaza de presentar cargos nunca debería ser una opción, porque los periodistas en países democráticos tienen el derecho a criticar y cuestionar las acciones de su gobierno”. Solo para documentación de nuestros lectores…
