Hace un par de días, me reuní con una amiga. Ella, que unos meses antes era toda alegría, que no hacía otra cosa que hablar de lo atento que era su novio, de lo pendiente que estaba de cada cosa de ella, de lo mucho que disfrutaba de su compañía y de que para él no había nada más importante que hablarle a cualquier hora y con cualquier pretexto y a veces sin ninguno. Ahora, frente a mí, lucía triste y sus ojos se humedecían al hablar. Por Dios: ¿qué te pasa?, pregunté.
Me dijo, refiriéndose a su novio y poco antes de estallar en llanto: “es que nunca podré entender por qué si alguien es así ahora es tan diferente”.
“Hoy no sé adónde va ni de donde viene. Parece que ya no es tan agradable hablarme y si lo hace, lo siento tan frío y distante que solo me produce una profunda tristeza.
Siento miedo de saber qué le pasa, pero entiendo que tengo derecho a saber y él tiene el deber de ser sincero y decirme por qué ha cambiado tanto. Si no lo dice, me deja en la libertad de pensar cualquier cosa”.
La situación de mi amiga me hizo pensar que muchas veces sentimos miedo de lastimar a otros diciéndole una verdad que sabemos le causará dolor. Sin embargo, nada es mejor que la verdad.
No creo que exista un ser humano que en algún momento no haya tenido que escuchar una cruda verdad, ni que pueda existir una persona tan carente de sinceridad, que ni siquiera una vez haya herido a alguien diciendo la verdad.
No importa lo dura y cruel que sea, la verdad siempre es mejor que una mentira.
Al decir la verdad nos liberamos, aunque nos dé pena saber que estamos haciendo sufrir a alguien más, siempre es mejor ser sinceros.
Si en el caso de mi amiga, su novio ya no la quiere o se enamoró de otra persona, ella tiene derecho a saberlo y él debe ser honesto. Cuando lo haga, deseará haberlo hecho antes, porque será más feliz.
Ella sufrirá como nunca, al final de cada día se sentirá morir, hará mil cosas para aparentar que está bien, pero con el paso del tiempo tendrá que recuperarse y aunque tarde en volver a abrir las puertas al amor, le agradecerá eternamente su sinceridad.
Es un error alejarse sin dar explicaciones, no sé cómo la gente no se da cuenta de que con esa actitud lastima mucho más a quien le ama. l
