Víctima de la violencia política

La política siempre ha sido una actividad peligrosa. La violencia es uno de sus lugares comunes. Muy lejana de aquella expresión duartiana de que es la ciencia más pura, más digna, después de la filosofía.

La política siempre ha sido una actividad peligrosa. La violencia es uno de sus lugares comunes. Muy lejana de aquella expresión duartiana de que es la ciencia más pura, más digna, después de la filosofía.Mataron a Mateo Aquino Febrillet, un pacífico ex rector de la UASD, que decidió canalizar sus sueños a través del ejercicio de la política.

Lamentablemente, la política en este país tiene un componente delincuencial. Y ahí va a parar mucha gente de buen corazón, que con espíritu noble pretende continuar su vocación y terminan tratando con toda clase de personas. Violentas, criminales.

Es lamentable que un hombre como Aquino Febrillet haya encontrado la muerte en estos senderos. ¿Quién lo podría imaginar?

Esa tragedia es una alerta más que temprana en esta campaña electoral.
Las circunstancias en que cae este ciudadano aún están en tinieblas, y merecen ser esclarecidas. Se trata aparentemente de una manifestación de las pasiones y ambiciones al interior de los partidos.

Es un problema que se proyectará sobre la imagen de la agrupación que cobija a quienes se vieron envueltos en ese incidente.

Mientras tanto, los dirigentes de los partidos, en el espíritu de alerta temprana, deben adoptar medidas para evitar este tipo de ocurrencia.

En esa perspectiva, nos ha llamado la atención la realización de algunas actividades, caravanas y movilizaciones de partidos diferentes coincidiendo en relativa cercanía.

Los jefes de los comandos de los partidos ¿estarán intercambiando agendas, acerca de los movimientos de sus candidatos? Nadie sabe.

En el pasado, los partidos, con miras a evitar potenciales fricciones, optaron por intercambiar agendas para evitar encuentros o choques que pudieran resultar desafortunados.

Quizás no se está pensando en eso, pero hay que prevenir. La tragedia de ayer no tenía que ocurrir. Fue un encuentro entre compañeros. No se preveía que terminaría a balazos.

Viéndolo, sería adecuado adoptar previsiones.

Lamentamos la muerte de Aquino Febrillet. Aspiramos a un ejercicio pacífico de la política. Para conseguirlo, habría que erradicar el tigueraje de los partidos.

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