Violencia en la escuela

La violencia de estos tiempos se expresa en todos los escenarios. En la familia, entre jóvenes, entre vecinos, en los barrios. Es la intolerancia entre las personas. Ni hablar de la violencia criminal, que nos tiene hasta el cuello.La…

La violencia de estos tiempos se expresa en todos los escenarios. En la familia, entre jóvenes, entre vecinos, en los barrios. Es la intolerancia entre las personas. Ni hablar de la violencia criminal, que nos tiene hasta el cuello.

La violencia de la sociedad, como la llaman algunos especialistas, es igual de negativa como la criminal, porque no deja de estar preñada de esa agresividad contenida y recurrentemente manifiesta que sugiere un malestar difícil de explicar.

Y como tal no podía estar ausente en las escuelas, donde en realidad siempre ha existido, pero no en los términos actuales. En el pasado los muchachos riñeron en las aulas, o en recreo, por cualquier nimiedad. Competencias. Expresiones antiguas de lo que ahora se denomina bullying, etcétera.

Hoy encontramos una violencia que tiene las cargas tradicionales y los ingredientes de estos tiempos. Se agrava el problema con el traslado de los conflictos entre jóvenes y hasta entre adultos en los barrios y en zonas residenciales.

En las aulas se reproducen los tipos de bandas barriales. Se ratifican sus códigos y procedimientos, los cuales incluyen las agresiones.

Son muchas las historias. Muchachos que deben mudarse de una escuela a otra por fundados temores de agresión.

Como siempre, el peor escenario suele ser la escuela pública. Lo deploramos, y particularmente, las escenas que se difunden en las redes. Lamentable.

Algo debe hacerse para evitar la violencia en un recinto donde efectivamente se puede controlar. 

Orlando

Hoy se cumplen 41 años del asesinato brutal y cobarde de Orlando Martínez. Una gloria del periodismo de la dignidad.

Víctima de la violencia política bajo el gobierno de Joaquín Balaguer, Orlando fue un defensor de la justicia social.

Fue un valiente comunicador que no cejó en su determinación de defender la causa de la libertad y de una sociedad más justa en la que creía.

La intolerancia política de la época, 1975, lo malogró cuando tenía toda una vida por delante. Su ejemplo debe mantenerse vivo en la memoria colectiva nacional. 

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