Vueltas y vueltas para caer en las manos y decisión de Leonel

La pregunta me resuena casi todos los días cuando me reúno con algunos de mis amigos del Partido de la Liberación Dominicana o de allegados al proyecto político que ellos representan y del cual he sido parte durante más de veinte años: “ante&#8230

La pregunta me resuena casi todos los días cuando me reúno con algunos de mis amigos del Partido de la Liberación Dominicana o de allegados al proyecto político que ellos representan y del cual he sido parte durante más de veinte años: “ante una situación como la que han llevado a Leonel ¿qué hubiera hecho Balaguer?”.
Como me es imposible preguntarle, por razones obvias, tendré que referirme a una parte de la historia política del país, tumultuosa, violenta, mas poco estudiada, sobre todo por las pasiones que se irán diluyendo a medida que los actores de la época vayan desapareciendo de la faz de la tierra.

Joaquín Balaguer, presidente y líder del Partido Reformista, también tuvo que afrontar algunos retos importantes a su liderazgo dentro de la organización que fundó en el mes de julio de 1964 con su inspirador en el exilio y organizador hasta su vuelta al país Francisco Augusto Lora.

Después de haber sido electo presidente en 1966 y Lora a la vicepresidencia, surgieron dos fuertes movimientos a lo interno del reformismo; por un lado los más leales a Balaguer, quienes planteaban repostularlo para las elecciones de 1970 y un grupo muy representativo de la estructura partidaria que proponía se diera paso al vicepresidente, ya que, según se decía, esa fue una promesa que se le hizo antes de llegar al poder.

La salida de Balaguer a la crisis fue la siguiente: mantuvo un silencio sepulcral sobre sus intenciones de reelección y permitió que cada quien tomara partido por la corriente que más le simpatizara, pero, y esta fue la diferencia, dio instrucciones a Víctor Gómez Bergés, para la época un muy joven dirigente político reformista, a que organizara un movimiento juvenil que se denominó Movimiento Nacional de la Juventud (MNJ) como seguro de vida en caso de que Lora le ganara la dirección del partido.

Lo que ocurrió es parte de la historia política del país, Balaguer impuso su posición en un discurso que dirigió al país el 17 de marzo de 1970, solo dos meses antes de las elecciones y el último día en que podía inscribir su candidatura; Lora tuvo que ir apoyado por el Movimiento de Integración Democrática Anti-reeleccionista (MIDA) con el que perdió las elecciones de Balaguer.

Decía Balaguer en ese discurso: “Yo soy en cierto modo, señores, un instrumento del destino” y fue en esa ocasión en que afirmó: “no se debe cambiar de caballo cuando se está vadeando un río”.

La edad de Balaguer para esa época era de 64 años, hay que recordar que la expectativa de vida de los dominicanos en 1970 se acercaba apenas a los 65 años, es decir, en la práctica el presidente Balaguer cuando se reeligió por primera vez era un anciano para la media de los habitantes de nuestro país.

¿Qué hubiera hecho entonces Balaguer si se hubiera visto en el caso de que otra persona, como fue la situación de Danilo Medina contra Leonel Fernández en el año 2008 lo hubiera retado para dirimir a quien pertenecía el liderazgo de su partido?

Pues sin dudas lo hubiera enfrentado, tal como sucedió para la reelección de Leonel y lo hubiera derrotado, porque para los fines a Danilo no es verdad que lo venció el Estado, lo cierto es que fue vencido por la masificación del PLD cuando asumió gran parte de los militantes reformistas que se cobijaron bajo la sombrilla del partido morado a la muerte de su líder histórico Joaquín Balaguer en el 2002.

Ahora, lo que no hubiera hecho Balaguer era abrirle las puertas al grupo que lo enfrentó e intentó arrebatarle su liderazgo en 1970, no era cierto que el Balaguer que nosotros conocimos y estudiamos, una de las personas de mayor conocimiento de las interioridades de los dominicanos, iba a permitir la llegada al poder de un grupo que pudo haber rumiado su frustración por tanto tiempo que la convirtiera en un sentimiento irracional de destrucción del instrumento político que tanto le costó construir.

He ahí el error de Leonel, puso su confianza en compañeros de partido que lo habían acompañado durante décadas en la lucha política y que para el presidente del PLD, compartían con él los mismo valores y creencias en las que fueron formados en la época dura de construcción de ese partido.

Lo que ocurrió en la reunión del comité político del PLD del 19 de abril de este año pasará a la historia como uno de los actos más estúpidos que jamás de hayan visto en la República Dominicana, dividir al único partido que estaba organizado para encabezar un proyecto de poder de mediano plazo en el país, sobre la base de la venganza y el rencor de un grupito de pequeños burgueses frustrados por el talento ajeno.

¿Qué hubiera hecho Balaguer? Para nada hubiera aceptado, como nunca lo aceptó en su carrera política, la rebelión de liliputienses cuyo camino era la división, la derrota y el peligro de que el país caiga en las peores manos que podrían llevarnos al abismo al filo del cual estamos caminando desde hace tiempo.

Ya entramos en noviembre y el panorama político está tan enrarecido que nadie en su sano juicio, excepto que sus ideas sean dirigidas directamente por su cuenta de banco, puede predecir el resultado electoral que se torna incierto.

Y como los grandes líderes nunca pueden ser descartados, porque para algo son líderes, es decir, las masas los siguen, Danilo Medina dio tantas vueltas que al final su futuro está en las manos de aquel a quien agredieron sin necesidad: Leonel Fernández, sin él no hay triunfo electoral, esa es la única realidad.

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