Zapete y Suriel

Cuando un periodista sufre una agresión, necesariamente surgen las sospechas sobre la intencionalidad de los actores. No es que los periodistas sean ciudadanos de excepción. Obviamente, corren los riesgos de la delincuencia común, como todos. Pero&#823

Cuando un periodista sufre una agresión, necesariamente surgen las sospechas sobre la intencionalidad de los actores. No es que los periodistas sean ciudadanos de excepción. Obviamente, corren los riesgos de la delincuencia común, como todos. Pero sus labores conllevan riesgos asociados a la calidad con que asumen sus responsabilidades. Por eso, huele muy mal el escalamiento que tres criminales ejecutaron en la vivienda del periodista Marino Zapete, el pasado sábado, a plena luz solar. Es un hecho grave y nadie sabe qué movía a esos individuos. Corresponde a las autoridades investigar. Igual deben averiguar la agresión contra la periodista Celina Suriel, tiroteada la madrugada del domingo, cuando se dirigía a su trabajo.

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