Cuestión de incentivos

La ciencia económica se basa en el principio de los incentivos: “la gente actúa de cierta manera, ya sea porque va a ganar algo a cambio o porque va a ser castigada. Compara costos y beneficios de esa acción y en función de eso decide. Todo…

La ciencia económica se basa en el principio de los incentivos: “la gente actúa de cierta manera, ya sea porque va a ganar algo a cambio o porque va a ser castigada. Compara costos y beneficios de esa acción y en función de eso decide. Todo lo demás es irrelevante”.

Esto no solo es cierto cuando decide qué comprar y dónde trabajar, sino incluso cuando elige con quién casarse o de quién divorciarse, cuántos hijos tener o no tener y hasta qué religión practicar.

Los economistas procuran no olvidarlo jamás cuando analizan el comportamiento humano. Quizás por esto ven más claro y más pronto lo que a otros les cuesta más trabajo entender.

Y son capaces de aguar la fiesta, cuando se anuncian ciertas medidas y ellos predicen resultados contrarios a los que espera la mayoría. Esto es particularmente así cuando señalan cosas como las siguientes:

 – Imponer el uso de cinturones de seguridad podría contribuir a que aumente el número de accidentes. Porque al disminuir la amenaza de morir, los conductores son más imprudentes.

– Si se establecen controles de precios, en vez de bajar, éstos subirán. Como nadie va a vender para perder, la mercancía solo aparecerá por la izquierda y a un sobreprecio.

– Si se venden alimentos con bajo contenido en grasa, la obesidad podría aumentar. Porque como supuestamente “no engordan”, la gente come más.
– Que se prohíbe el tráfico de drogas… Más gente se motivará a venderla. Por un lado, los consumidores están atrapados en su vicio y van a comprar como quiera. Por el otro, la ilegalidad obliga a que el precio sea alto. Así que el negocio es estupendo. Tan bueno, que compensa con creces el riesgo de ser atrapado.

– Que tales recursos los manejará el Gobierno… Por buenas que sean las intenciones iniciales, la ineficiencia y el desperdicio terminarán haciéndose presentes. Porque no reciben castigo ni tienen dolientes. Y a lo que nada nos cuesta, hagámosle fiesta.

Todo es en el fondo una simple cuestión de incentivos y motivación personal. Simplemente, así somos. ¡Y cuánto importa tenerlo en cuenta antes de apoyar “nobles” causas!

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas