Tecnoamargue y Bachata rosa dieron nuevo rumbo al género

En 1990 la industria discográfica recibía con bombos y platillos el estreno de Bachata rosa, un álbum que para muchos críticos de arte y espectáculos “revolucionó” al otrora “ritmo de amargue”.

En 1990 la industria discográfica recibía con bombos y platillos el estreno de Bachata rosa, un álbum que para muchos críticos de arte y espectáculos “revolucionó” al otrora “ritmo de amargue”.Esta inigualable producción musical no solo dimensionó la carrera del cantautor Juan Luis Guerra, alcanzando estatura de gigante en América Latina, Europa y Estados Unidos, y llevando a la bachata a otra categoría en escenarios internacionales, sino que también ayudó al género a despojarse más de un ropaje que aún no le permitía llegar a la clase alta.

El multipremiado artista fue parte de un movimiento que surgió a finales de la década de los 80, con productos más elaborados en términos de arreglos y una mejora sustancial en las composiciones, de la mano de figuras que provenían de otras expresiones musicales como Luis “Terror” Díaz, Sonia Silvestre y Víctor Víctor.

Inspiración en una etapa de oro

“Luis nos llamó la atención a todos para reconocer la bachata como una expresión popular, es quien enciende la mecha en este movimiento”, recordó el cantautor Víctor Víctor a elCaribe.

Influenciada por el autor de “El accidente” (un disco con mezcla de rock-bachata), Sonia Silvestre da un primer paso a mediados de la década de los 80 en Corazón de vellonera, con arreglos de Jorge Taveras, después vinieron otros éxitos como “Yo quiero andar” y “Mi guachimán”. Más tarde, Juan Luis Guerra logró que ocho de las 10 piezas que integran el disco Bachata rosa fueran éxitos una tras otra. Incluyendo todas sus bachatas (“Como abeja al panal”, “Estrellitas y duendes”, “Burbujas de amor” y “Bachata rosa”, canciones que le dieron categoría casi mundial al género.

Ese contenido romántico en las composiciones y la mejora sustancial en la musicalización lo continuó el cantautor Víctor Víctor en sus “Inspiraciones” (1991), que integran joyas como “Mesita de noche”. “Vengo del bolero, siempre traté de hacer no solo una bachata propiamente dicha, sino más bien un bolero con carácter más popular, usando otros elementos”, indicó.

“Este concepto le quitó un poco la presión a la bachata por el prejuicio que se tenía. Éramos artistas académicos, y teníamos otra visión ante la sociedad, además usábamos profesionales para los arreglos, contrario a los muchachos que iniciaron en este género”, entendió Víctor Víctor, quien ha continuado en la onda del otrora “ritmo del amargue” con propuestas como Bachata entre amigos (2006), ricos duetos de exitosos clásicos de cantautores como Serrat, Sabina, Silvio Rodríguez y Fito Páez, entre otros.

“La bachata está aún en desarrollo”

Víctor Víctor cree que los bachateros tradicionales empezaron a utilizar los equipos electrónicos en sus propuestas influenciados por el movimiento que empezó Luis Díaz. “Veníamos del rock y el bolero y usábamos tecnología muy moderna”, sostiene.

Además, citó que una de las razones que le impedía a la bachata más progreso a nivel internacional, era que los sellos disqueros la consideraban música barata y mal hecha.

“Los bachateros no llamaban la atención de sellos internacionales, nosotros que veníamos de disqueras hicimos ese experimento, esa fusión de bachata del barrio con elementos del rock, del pop, de los boleros de orquestas. Eso presiona a los muchachos y empieza a salir otra generación integrada por Luis Vargas, Anthony Santos y Raulín Rodríguez, entre otros”, dijo Víctor, quien considera que “la bachata aún está en proceso de desarrollo y le queda por recibir muchos aportes”.

Vícto Víctor tiene un cancionero extenso desde que publicó Álbum Rojo (1973), Chile Vive (1974)

Neruda Raíz y Geografía (1974), Cotidiano (1975)

Con sus Flores y sus Vainas (1976), En Son de Felicidad (con Francis Santana) (1977), Artistas por la Paz (1978) y Flamboyán (1987), entre otros.

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