Diversidad e Identidad en República Dominicana, de Celsa Albert

Corto es aún el camino recorrido en el país en lo que a investigación sobre la identidad nacional respeta. Celsa Albert Batista, publicó recientemente sus nuevos hallazgos en torno a la presencia africana, matizada en música, platos, colores…

Corto es aún el camino recorrido en el país en lo que a investigación sobre la identidad nacional respeta. Celsa Albert Batista, publicó recientemente sus nuevos hallazgos en torno a la presencia africana, matizada en música, platos, colores y creencias, como parte del universo total en la composición del ser dominicano.

Diversidad e Identidad en República Dominicana, su más reciente obra, resalta matices que la tradición intelectual le ha dado de soslayo, destacando apenas la presencia europea y en menor medida la aborigen.

Albert Batista no reduce las raíces de la identidad dominicana en la africanidad. Más bien reclama una presencia que es evidente y a su entender ha sido escamoteada, tergiversada y hasta maquillada. El dominicano, en el concepto albertiano, no es blanco, pero tampoco negro ni taíno.

Se trata del encuentro de múltiples etnias en la que cada uno ha hecho su aporte en lo físico, cultural, artístico, gastronómico, religioso y espiritual. La autora pone en relieve la diversidad existente en lo que ha venido a ser la identidad dominicana. El estudio, publicado por la Editora Nacional, comienza analizando los conceptos Historia y Cultura, fundamentales en la creación de la Identidad.

Pero también profundiza en las relaciones sociales de producción, que en el caso de la Isla de Santo Domingo, estuvieron marcadas por el esclavismo, la industria azucarera y el hato ganadero.

La vergüenza histórica de la trata negrera queda como mancha indeleble para grandes y cultas naciones de Europa, ya que, aunque ciertamente los españoles esclavizaban a los negros que compraban, eran portugueses, ingleses, holandeses y alemanes quienes los vendían. “España no se dedicó a la trata sino que la dinamiza a través de la compra”, nos dice. Como ocurrió con un libro anterior de Albert, Mujer y esclavitud en Santo Domingo, los lectores tendrán nuevas rutas de aproximación al estudio de nuestra fascinante identidad. Es tiempo de empezar a trillar el camino. l

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