El Instituto Tecnológico de Las Américas (ITLA) junto varias instituciones de Naciones Unidas y jóvenes de los bateyes del este, presentaron el documental “Este mi Batey: historia de superación mediante la educación”, en la sala 3 del Cine Novo Centro.
En el documental, que forma parte de las acciones realizadas en el marco del proyecto de Seguridad Humana en los bateyes, financiado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas Para los Refugiados y Migrantes (Acnur), narra la historia de superación de las poblaciones de los bateyes mediante la alfabetización, el apoyo escolar a los niños y el acceso de los jóvenes a la universidad.
La actividad contó con la participación del rector del ITLA, José Armando Tavárez y el jefe de misiones del Acnur, Gonzalo Vargas Llosa, quienes resaltaron el valioso aporte del trabajo cinematográfico en la formación técnica de los jóvenes residentes en los bateyes de San Pedro de Macorís.
“Con este trabajo nosotros queremos mostrar, transmitir, la realidad de los bateyes, cómo se vive, así como las dificultades que tenemos pero, que las rompemos para alcanzar nuestras metas”, expresó Rigoberto Escanio, uno de los participantes del documental.
“Muchas personas creen que en los bateyes solo hay personas marginadas, iletradas y sin capacidad para hacer las cosas. Es cierto que existen personas así, pero también somos personas que tenemos deseos de superarnos, que a pesar del trabajo que se pasa en los bateyes estamos luchando para ser profesionales en diferentes áreas”, refirió Walquiria Andrés, residente en el batey Las Pajas.
Idalina Bordigon, directora de la Asociación Scalabriniana al Servicio de la Movilidad Humana (ASCALA), refirió que es “importante darles la oportunidad a los jóvenes de conocer que su mundo va más allá de un batey y de un campo de caña”, algo que según ella, con ese proyecto están haciendo.
De su lado, Asarías Rosario, miembro del proyecto, dijo que esta experiencia les sirve de base para demostrar a los residentes de de esas zonas que “sí se puede luchar y echar hacia delante” y que no solo se vive allí para cortar caña.
Además del Acnur, la iniciativa contó con el apoyo del Fondo de Poblaciones para la Infancia (Unicef) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
