Observación del Cambio Lingüístico, de Orlando Alba

Con el subtítulo “El nuevo léxico disponible de los dominicanos”, acaba de publicarse la obra Observación del Cambio lingüístico en Tiempo Real, del conocido lingüista dominicano Orlando Alba, quien se desempeña como catedrático del Departamen

Con el subtítulo “El nuevo léxico disponible de los dominicanos”, acaba de publicarse la obra Observación del Cambio lingüístico en Tiempo Real, del conocido lingüista dominicano Orlando Alba, quien se desempeña como catedrático del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Brigham Young, en Provo, Utah, Estados Unidos. Es preciso leer el exhaustivo estudio del profesor Alba para que acabemos de percatarnos con asidero científico de que los dominicanos, de dos décadas acá, utilizamos un léxico diferente al que nos sirvió para comunicarnos en épocas anteriores, producto de influencias exógenas, pero sobre todo por los cambios tecnológicos, la transformación de la sociedad rural en urbana y los nuevos estilos de vida propios de la posmodernidad. La manida expresión de que la lengua es dinámica, que marcha al ritmo de la vida y la sociedad, encuentra demostración cuando el autor explica que “las palabras e-mail, estrés y motoconcho no se usaban, porque aún no existían, en épocas pasadas”. Alba hace un estudio longitudinal en el que se comparan datos recogidos en el invierno del 2008 con otros obtenidos con la misma metodología en 1990. “Se trata de una investigación pionera: es la primera vez que se lleva a cabo un análisis de esta naturaleza sobre el léxico disponible en el mundo hispánico”, dice en la introducción al libro, publicado por Banreservas y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Cuadros estadísticos y entrevistas revelan cómo términos en otros tiempos comunes dejaron de utilizarse o simplemente fueron sustituidos. Ejemplos: patilla, suplantada por la forma sandía; puerco, poco a poco desplazado por cerdo; bloomers (pronunciado blumen), reemplazado por el también anglicismo panties. En veinte años los dominicanos cambiaron de palabras en lo anatómico, casa, ropa, muebles, comidas, bebidas, cubiertos, ciudad y campo, entre otros aspectos novedosos. Humberto López Morales, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española, pondera como prologuista la calidad del estudio.

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