El sólo hecho de ser un país tropical convierte a la República Dominicana en zona fértil para la reproducción y propagación del mosquito transmisor de enfermedades como el dengue, la chikungunya y el zika.La ciudad Capital y todo el Gran Santo Domingo presentan descuidos en el aseo urbano. Residencias y espacios públicos funcionan como incubadoras del mosquito aedes aegypti.
Si bien es cierto que las personas están aprendiendo acerca de cómo evitar que sus casas sean áreas de cultivo para la crianza de bichos transmisores de virus, en un recorrido de elCaribe por sectores del Gran Santo Domingo, los entornos son el hábitat para la formación del temido aedes aegypti.
Durante un recorrido por 10 sectores de la provincia Santo Domingo, este medio confirmó que más del 90% de los hogares visitados almacenan las aguas. De estos, el 80 % guarda el líquido en tanques cubiertos. No obstante, la mayoría de recipientes como galones y litros se mantienen destapados.
Una ciudad que almacena agua
En el Gran Santo Domingo es insignificante el número de sectores que reciben el servicio de agua potable todos los días. La realidad de muchas barriadas es que, en condiciones normales, el agua llega por tuberías dos veces por semana.
La situación se complica en tiempos de sequía. Hay Algunas comunidades a las que les pasan hasta dos meses sin recibir este vital servicio. Mientras otras, sencillamente están adaptadas a utilizar agua de cisternas comunes como es el caso de Villas Agrícolas, en el Distrito Nacional.
Para abastecerse del líquido, las personas se ven obligadas a almacenarlo en recipientes, que en muchos de los casos se convierte en caldo de cultivo para mosquitos que pasan allí las fases de su formación: huevo, larva y adultez.
Contrario a los que algunos creen, el mosquito aedes aegypti no crece en cañadas, debido a que son cauces donde corre el agua. Se forma en ese florero, cuya agua no se cambia en semanas, en aquellas botellas partidas que se colocan en la parte superior de las paredes para proteger la propiedad, incluso en aquel vaso desechable que se tira a la calle y que luego tapa los filtrantes.
Fue una constante en los sectores recorridos observar los contenes tapados de plásticos, en su mayoría con los denominados “vaso fon”, provocando la acumulación de aguas frente a viviendas, y en cuyas aceras juegan los niños. La escena se observó, de forma dramática, en La Lila y Los Tres Brazos, en Santo Domingo Este.
Otro factor de riesgo para la propagación del mosquito lo constituyen la gran cantidad de terrenos baldíos en el Gran Santo Domingo, ubicados en zonas residenciales. Santo Domingo Norte es el mejor ejemplo. También hay lugares de la Zona Oriental, como el ensanche Ozama, donde ocurre lo mismo. Allí son más frecuentes las casas abandonadas.
Criaderos en espacios públicos
Algunos lugares públicos constituyen una amenaza para la propagación de virus transmitido por mosquitos. Esto se evidenció en dos parques: El Calero, de Villa Duarte, en la Zona Oriental, y en el Ambiental de la Núñez de Cáceres, Distrito Nacional.
En el primero hay pozos de agua estancadas, producto de averías en una tubería. La situación lleva meses, según lugareños. El área es utilizada para el esparcimiento de niños de un centro educativo de la zona.
En tanto, el descuido en el parque ecológico, situado entre las avenidas Núñez de Cáceres y Gustavo Mejía Ricart, ha dado paso a la acumulación de desechos, cuyas formas son propicias para la reproducción de insectos.
Los vertederos improvisados en zonas urbanas a la intemperie son escenarios perfectos para la propagación de enfermedades.
El ambiente debajo del puente Juan Bosch tambiéen representa un foco de contaminación que amenaza la salud de los moradores del área.
Pese a la alarma de la posible entrada del virus del zika, y la estadía del dengue, que ha cobrado la vida de 103 personas, la capital de la República Dominicana no logra superar el estado de insalubridad en que se encuentra.
