Muere el ex presidente uruguayo Jorge Batlle

MONTEVIDEO, Uruguay (AP) — Jorge Batlle Ibáñez, el primer presidente de Uruguay del siglo XXI y quien enfrentó una de las peores crisis económicas del país sudamericano, falleció el lunes, según informó en un comunicado…

MONTEVIDEO, Uruguay (AP) — Jorge Batlle Ibáñez, el primer presidente de Uruguay del siglo XXI y quien enfrentó una de las peores crisis económicas del país sudamericano, falleció el lunes, según informó en un comunicado el Sanatorio Americano, donde se encontraba internado. Tenía 88 años.

El gobierno uruguayo decretó duelo oficial el martes 25, cuando Batlle será sepultado con honras fúnebres, justo el día en que hubiera cumplido 89 años. También se decretó que la bandera nacional ondeé a media asta en todas las oficinas del Estado.

El gobierno destacó «la defensa de los valores democráticos del ex mandatario y legislador de amplia trayectoria, así como su compromiso por el país».

Batlle no pudo recuperarse de un fuerte golpe en la cabeza que sufrió hace casi dos semanas tras desmayarse en la ciudad de Tacuarembó, 400 kilómetros al norte de Montevideo, donde se encontraba realizando actividades políticas.

Nacido el 25 de octubre de 1927, ejerció como abogado y periodista y, tras cuatro intentos fallidos, llegó a la presidencia en marzo de 2000.

Miembro del ala liberal del Partido Colorado, Batlle había prometido que su presidencia sería divertida, pero su gobierno padeció una severa crisis económica y financiera que puso a Uruguay al borde mismo de la bancarrota.

Era hijo de Luis Batlle Berres, presidente de 1947 a 1951, y luego de 1954 a 1958. Fue también sobrino nieto de José Batlle y Ordoñez, el más influyente político de la historia de Uruguay, dos veces presidente, y bisnieto del también presidente Lorenzo Batlle. Su madre era argentina.

En 1966 intentó por primera vez llegar a la presidencia sin éxito.

En abril de 1968 su imagen se vio afectada seriamente por un escándalo financiero denominado «la infidencia», según el cual habría aprovechado información privilegiada acerca de una inminente devaluación. Sin embargo, esa acusación jamás pudo ser demostrada.

En 1971 volvió a perder una elección nacional.

A fines de 1972 —antes del comienzo de la dictadura militar— fue recluido en un cuartel por ofensas a las fuerzas armadas, cuando el ejército inició una campaña contra los «delitos económicos», que tampoco fueron demostrados por la justicia.

Durante el régimen de facto en el país (1973-1985), Batlle, como decenas de dirigentes políticos, fue proscrito y detenido en más de una oportunidad.

Recuperada la democracia en 1985, fue elegido como senador del Partido Colorado.

En 1994 volvió a intentar sin éxito llegar a la primera magistratura, un sueño que por fin logró en las elecciones de 1999. Asumió el cargo el 1 de marzo de 2000, pero su gobierno no fue tan divertido como había prometido.

El comienzo fue auspicioso. Batlle sorprendió a la dirigencia política cuando, apenas instalado en el poder, anunció la creación de la Comisión para la Paz, integrada por dirigentes de todos los sectores para investigar las violaciones de la dictadura a los derechos humanos y que tenía como meta la reconciliación nacional.

Pero en 2001 se desató una epidemia de fiebre aftosa en el ganado vacuno que paralizó las exportaciones de carne, uno de los principales rubros de la economía uruguaya. Por si fuera poco, la grave crisis en la que cayó Argentina poco después complicó más las cosas.

En 2002, el gobierno de Batlle atravesó su peor año con el estallido de una crisis financiera y económica que hundió a bancos y dejó miles de damnificados. Las reservas monetarias cayeron de 3.100 millones de dólares a menos de 450, y el desempleo llegó al 20%.

Uruguay pudo sortear la bancarrota total gracias a que Batlle se valió de su amistad con el entonces presidente estadounidense George W. Bush, quien otorgó al país un préstamo de 1.500 millones de dólares.

Pero los males de 2002 no habían finalizado. En abril de ese año el entonces presidente cubano Fidel Castro definió a Batlle como «trasnochado y abyecto Judas», lo que llevó a la ruptura de las relaciones bilaterales, que se restablecieron en 2005.

En el mismo 2002, Batlle debió pedir perdón entre lágrimas tras haber dicho que los argentinos eran «una manga de ladrones del primero hasta el último».

Su presidencia culminó en 2005 con la peor votación que el Partido Colorado registrase en su historia, y Batlle entregó la banda presidencial a un mandatario izquierdista, Tabaré Vázquez, del Frente Amplio.

Había anunciado que se retiraría de la política tras su mandato, pero su voz siguió haciéndose sentir a través de sus comentarios, siempre punzantes, en las redes sociales y en notas de prensa.

Fue especialmente crítico con la gestión del presidente José Mujica, también del Frente Amplio, que sucedió a Vázquez.

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