Brewster, embajador de muchas iniciativas y controversias

Antes de pisar tierra dominicana el 26 de noviembre del 2013, ya se habían activado todas las alarmas de la derecha extrema dominicana: James -Wally- Brewster, un homosexual, activista de los derechos de la comunidad LGBT, llegaba al país a representar&

Antes de pisar tierra dominicana el 26 de noviembre del 2013, ya se habían activado todas las alarmas de la derecha extrema dominicana: James -Wally- Brewster, un homosexual, activista de los derechos de la comunidad LGBT, llegaba al país a representar a los Estados Unidos. En sus más de tres años como embajador, Brewster ha criticado la corrupción en el país y ha mantenido un discurso coherente a favor de los derechos de las minorías. Debido a eso, a su preferencia sexual y a acciones muy concretas, se convirtió en uno de los más controversiales representantes de esa nación en República Dominicana. Acusaciones de injerencista y de activista gay, así como enfrentamientos con algunas personalidades formaron parte de su carrera diplomática en el país, la cual concluye el 20 de enero en curso, según sus propias palabras, fecha en que anunció pondrá su renuncia.

Durante su gestión, República Dominicana y Estados Unidos firmaron varios convenios. Entre ellos, el de pre-autorización de transporte aéreo, a través del cual los pasajeros que viajen al país norteamericano desde el aeropuerto de Punta Cana, podrán hacer en territorio dominicano la inspección de inmigración, aduanas y agricultura, quedando así exentos de hacer registro cuando lleguen a destino. Este acuerdo entrará en vigencia este 2017.

Al frente de la embajada más influyente estrechó los lazos de cooperación, sobre todo en materia de seguridad y lucha contra el crimen. Recién en diciembre entró en vigencia el Tratado de Extradición entre ambas naciones, que sustituyó uno del 1909 y que abarca ahora los delitos de alta tecnología, terrorismo, narcotráfico, sicariato y fraude o evasión fiscal. Además, en marzo de 2016 con el FBI, la Policía Nacional acordó crear una Unidad Táctica contra el crimen organizado. En la gestión de Brewster también se amplió la cooperación del personal militar estadounidense, a través de entrenamientos, y el financiamiento de Estados Unidos para la dotación de equipos y capacitación de la Policía Nacional, la Dirección Nacional de Control de Drogas y el Ministerio Público. Igualmente, República Dominicana suscribió la ley de cumplimiento tributario de las cuentas extranjeras (FATCA por sus siglas en inglés), una normativa estadounidense con la que los países se comprometen a intercambiar informaciones financieras de residentes y ciudadanos, una aparente manera de luchar contra el fraude fiscal y hacer cumplir la tributación internacional.

Tres razones para hablar de campaña

Durante la gestión de Brewster fue creada el 2 de marzo del pasado año la Cámara de Comercio LGBT de la República Dominicana con el apoyo de la Cámara Gay y Lésbica de los Estados Unidos, en cooperación con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Al lanzamiento asistió Brewster.

Pero los ataques a la creación de esa cámara quedaron diluidos por las declaraciones que hiciera la directora de la USAID en República Dominicana, Alexandria L. Panehal, cuando manifestó que esa agencia había otorgado un millón de dólares para fortalecer la agenda de la comunidad LGBT y otras actividades, incluidos candidatos políticos. La declaración a dos meses de las elecciones generales en el país causaron revuelo y rechazo legítimo, porque el financiamiento a candidatos por parte de gobiernos extranjeros es ilegal en el sistema político dominicano.

Ambos hechos ocurrieron en los días que circuló una fotografía de una visita que hizo el diplomático junto a su esposo Bob Satawake a una escuela de Santiago y durante la cual compartieron con estudiantes. Éste fue uno de los incidentes más agrios que Brewster tuvo frente a la sociedad dominicana. Por todo esto, el 8 de marzo de ese año llegó a la página de peticiones de la Casa Blanca (petitions.whitehouse.gov) una solicitud que buscaba firmas suficientes para que el presidente Barack Obama removiera al diplomático, bajo el alegato de que promovía una agenda LGBT contraria “a los valores culturales y cristianos y la tradición de República Dominicana”.

Uno de esos frentes lo encontró con la Conferencia del Episcopado Dominicano, que en la ocasión demandó al Gobierno a elevar una protesta formal ante Estados Unidos por las “extralimitaciones” del embajador James Brewster, entre las razones, por “exhibirse” junto a su esposo en centros educativos y actividades infantiles. También el presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), Eduardo Hidalgo, pidió al Ministerio de Educación prohibir a Brewster visitar otros centros educativos del país.

Brewster, respaldado por Obama

En dos ocasiones Estados Unidos reafirmó su apoyo incondicional al embajador. La primera vez ocurrió el 11 de marzo, cuando el presidente de Estados Unidos recordó que Brewster representaba al Gobierno de Estados Unidos “debido a sus destacadas credenciales, integridad y dedicación para avanzar en los intereses de este país”. La respuesta fue en torno a la recolección de firmas que buscaba sacar al diplomático del país.

El segundo respaldo fue ante un rumor que circuló por las redes, de que lo habían destituido. “El embajador Brewster tiene la completa palabra y confianza del Presidente Obama y de la gente estadounidense…”, dijo la embajada estadounidense en su cuenta de Twitter.

Eso se dio luego de que Brewster dijo que República Dominicana era un puente de droga, palabras que le valieron la respuesta del presidente Danilo Medina, que le recordó también que Estados Unidos es “una avenida de 10 carriles de destino” del narcótico que corre por el país. Fue esa la única vez que el Gobierno respondió a una declaración o acción del embajador estadounidense.

Empresarios y corrupción

Que fuera una figura extranjera quien tocara un mal bien sabido motivó a que al embajador Brewster lo acusaran de inmiscuirse en asuntos internos.

Esas acusaciones vinieron, entre otros motivos, por aquel discurso que dio durante el Almuerzo de Acción de Gracias de la Cámara Americana de Comercio República Dominicana en noviembre del 2015. Allí atacó duramente la corrupción dominicana, de la que dijo haber escuchado “el temor auténtico” de potenciales inversionistas estadounidenses a tener que pagar un soborno.

“Cada empresario que conozco, ya sea estadounidense o dominicano, menciona la corrupción como el mayor problema en este país… Los líderes empresariales que se encuentran en este salón saben que esta percepción sigue socavando la competitividad de la República Dominicana, y yo quisiera exhortarle a cada uno de ustedes a seguir presentando la corrupción como problema a los más altos niveles de su gobierno”, dijo el embajador y esas declaraciones cayeron como balde de agua fría y comenzaron a acusarlo de injerencista.

En esa ocasión el diplomático también criticó en el país la “amplia y profunda discriminación y exclusión” que viven los pobres, las personas discapacitadas, las personas que viven con VIH/Sida, los indocumentados de ascendencia haitiana y los miembros de la comunidad GLBTI en el país. Uno de los que reaccionó por estas declaraciones fue el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, quien le hizo al embajador la recomendación de que se metiera en su embajada “y como esposa que es de un señor, que se ocupe de la casa, así que eso es lo que tiene que hacer él”, en una evidente muestra de rechazo, por ser gay.

A Roberto Rosario le quitaron sus visas

El encontronazo más contundente lo tuvo con el expresidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, a quien el Consulado de EUterminó el pasado 8 de septiembre retirándole las visas diplomática y personal. Antes, en noviembre del 2015, ya había hecho una amenaza a los que criticaban su gestión como embajador: que fueran y devolvieran el documento de viaje norteamericano. Con el presidente del organismo electoral había una rencilla vieja que arrancó con la aplicación de la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional y la Ley de Naturalización 169/14 y se agudizó luego de que al representante diplomático se le negara la participación como observador en las pasadas elecciones generales. 

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