El llamado de la Iglesia Católica a evitar los pecados de los medios
(desinformación, calumnia y la difamación) plantea una interesante pregunta y es si se queda solo en la parte clásica, en los medios tradicionales, o tiene alguna referencia especial para las redes sociales, pues allí, en muchos aspectos, sí que se dicen y escriben cosas sin la más mínima prudencia, en un ejercicio que convierte la libertad en libertinaje.
Y de rápida propagación en la difusión lesiva, pero de difícil corrección porque en muchos casos no hay a quien reclamarle o exigirle derecho a réplica. Quiera Dios que pueda producirse en las redes el criterio de comunicación constructiva que sugiere el Papa Francisco.