Una de las leches más completas es la de vaca, ya que posee muchos nutrientes que el organismo necesita para su buen funcionamiento

La leche ha sido un alimento muy importante en la dieta del ser humano, especialmente durante los primeros años de la vida. Esto la ha colocado como un alimento esencial para el crecimiento y desarrollo de huesos y dientes. Diversos organismos de salud coinciden en su gran valor como fuente de energía, aporte de calcio, proteínas de alto valor biológico y vitaminas.

La producción y el consumo de leche han ido evolucionando con el paso de los años. Antiguamente se consumía recién ordeñada, lo que representaba un riesgo para la salud, pero en la actualidad, debido a los procesos industriales por lo que pasa este alimento hace que sea confiable para su consumo.

Según las necesidades del consumidor, en el mercado existen varios tipos de leche. Sin embargo, a la hora de elegir una, antes de consumirla muchas personas se preguntan cuál es la más saludable.

Para la nutrióloga Annie Veloz, la leche de vaca es el mejor alimento natural porque contiene alrededor de 55 nutrientes esenciales para los seres humanos.

Actualmente, se comercializan diferentes marcas de leche, enriquecidas con calcio (fundamental para prevenir la osteoporosis) que incluyen, además, vitaminas liposolubles (solubles en grasa).

Resalta que a la leche que se le añade algún nutriente (calcio, fósforo, vitaminas, proteínas, etc.) se le considera “leche enriquecida”. Por ejemplo, el valor nutricional de este tipo de leche es muy superior al de la leche de vaca natural, indica Veloz, ya que contiene menos calorías y las mismas proteínas, sus grasas son consideradas buenas y no contiene ni colesterol ni lactosa. Su contenido en potasio es mayor que el sodio, tiene mucho magnesio y es rica en fibra.

Sustitutos de la leche de vaca

En caso de ser intolerante a la lactosa, Veloz destaca que se pueden encontrar en el mercado leches sustitutas, entre las que menciona:

Leche de soya. Es la alternativa más común a la leche de vaca. Es ideal para personas que deseen bajar de peso o controlar su colesterol.

Leche de almendras y de avellanas. Son más calóricas por su mayor aporte de grasa favorable. Resultan ricas en calcio y fósforo, por lo que son recomendadas en la infancia y durante el embarazo y la lactancia para prevenir la osteoporosis. Contienen fibra que previene el estreñimiento y son bajas en sodio, lo que las hace ideales para personas que padecen hipertensión o retención de líquidos.

Leche de avena: Por su contenido en carbohidratos es una buena fuente de energía y no aporta grasa. Contiene sustancias que ayudan a disminuir el colesterol y los ácidos biliares, absorbiéndolos y evitando que pasen al intestino.

Leche de arroz: Esta bebida está elaborada con los granos de arroz frescos molidos y cocidos y después fermentados. Es ligera y dulce, de fácil digestión. Su contenido en triptófano y vitaminas del grupo B aporta energía y equilibrio al sistema nervioso. Contiene menos calorías que la bebida de soya.

Leche de alpiste: Estas semillas poseen gran cantidad de antioxidantes que previenen el envejecimiento prematuro de la piel. El alpiste es beneficioso en procesos inflamatorios por su acción alcalinizante. Es una leche vegetal que aporta menos calorías, por lo que está recomendada en dietas de adelgazamiento.

Leche de coco: La leche de coco contiene fibra, vitaminas B5, necesaria para el metabolismo, carbohidratos, proteínas y grasas, B6, necesaria en el metabolismo de las proteínas y B1, B3 y C, selenio, sodio, calcio, magnesio y fósforo. Esta bebida es muy popular entre los veganos (no consume ningún alimento de origen animal). Antes de comprar el producto, recuerda leer el empaque para que conozcas sus características, ya que existen diferentes tipos de esta leche, que además varían mucho de una marca a otra.

Otros tipos

Veloz manifiesta que existen otras clases de leche que se clasifican en función del proceso industrial al que haya sido sometida, entre ellas:

Leche fresca

Vale destacar que con los avances en la comercialización de la leche, muchas son reforzadas artificialmente. Por ejemplo, la leche fresca es sometida únicamente a un tratamiento de pasterización suave, expresa la nutrióloga. “Se consume directamente, sin necesidad de ser hervida y es la mejor opción para conseguir el sabor en determinadas recetas, y es apta para personas mayores y para niños en edad de crecimiento, pues conserva sus propiedades naturales originales”, dice.

Leche entera

Además de que contienen todos los nutrientes, este tipo de leche se somete al proceso de ultra pasteurización (UHT), destaca Veloz. Sostiene que aunque ésta pierde parte de su sabor original, se mantiene óptima para su consumo entre tres y seis meses. La leche UHT es la más consumida en nuestro país, aunque los países nórdicos y los Estados Unidos prefieren consumir leche fresca. “Debido a su alto contenido en grasas saturadas no es recomendable en dietas de adelgazamiento ni en personas con sobrepeso o problemas cardiovasculares”, resalta.

Leche semidesnatada

Aunque se le extrae una porción de su contenido graso, mantiene cantidades de ácidos grasos, vitaminas liposolubles (A, D & E) y otros compuestos presentes en la grasa láctea, que son necesarios en las etapas de crecimiento. Por ello, Veloz sostiene que es la más recomendable en el caso de niños con tendencia al sobrepeso.

Leche desnatada

Se trata de una leche entera con un mínimo contenido de grasas que aporta principalmente proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales. La nutrióloga señala que en su transformación, las vitaminas liposolubles que se pierden al retirar la grasa, vuelven a ser añadidas. Cabe destacar que posee en su composición un valor nutricional muy similar a la leche normal, aunque cuenta con muy poca cantidad de grasa y, por ende, menor valor energético.

Annie Veloz, nutrióloga clínica.

“A muchas personas la leche les origina digestiones pesadas, hinchazón abdominal y otras molestias debido a la intolerancia a la lactosa, en este caso la leche sin lactosa es recomendada para todos, puesto que al acelerar la digestión se consigue un mejor funcionamiento metabólico”, sugiere Veloz.

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