Para lograr una buena relación, ya sea de pareja, de amistad o de compañeros de trabajo, es importante saber cómo manejarnos, conocer hasta dónde podemos llegar y advertir a tiempo las consecuencias de nuestros actos.
Tener claro una línea tan intangible como lo es “tener límites” es para muchas personas una asignación no aprendida, no instruida de manera correcta por quienes son los responsables de formar a un individuo: los padres.
Todo comienza en casa. Los hábitos de limpieza, la organización, la responsabilidad y el respeto son solo algunos de los valores que deben ser forjados en la infancia, y junto a ellos va el respetar y saber entender que todo en la vida tiene un límite.
Cuando un infante reacciona de manera iracunda porque no se le compra un juguete o un helado y por temor a la reacción se le complace, se le está dando “poder” a esa criatura para que más adelante comience a demandar otras cosas con ímpetu. Luego, cuando llega a la adolescencia, comienzan los dolores de cabeza para los padres, ya que no se pusieron claras las “reglas del juego”.
¿Eres un padre permisivo?
Virginia Pérez Ruiz, psicóloga clínica, explica que cuando no hay límites claros en la crianza los padres suelen ser permisivos.
“Los padres permisivos son pocos exigentes con los hijos, no tienen un esquema estructurado de disciplina basado en reglas y normas, no existen horarios, ceden a todas las peticiones de los pequeños, y tanto es así que ellos terminan haciendo las obligaciones del menor. Acompañado esto de un exceso de desatención de los padres en las responsabilidades básicas de la formación de sus hijos, prefieren proveerle todo lo que piden, que enseñarle la importancia de las cosas”, dice Pérez Ruiz.
La existencia de un alto grado de afecto y comunicación entre padres e hijos debe ser lo ideal, pero si en dicha relación prevalece la ausencia de control por parte de los padres sobre sus hijos tiene sus consecuencias, siendo una de las principales el hecho de que los hijos no conozcan el valor de las cosas, ni el esfuerzo que hacen los padres para tratar de complacerlos, pues los hijos llegan a considerar que todo se lo merecen.
“Estos (los hijos), cuando lleguen a ser adultos tendrán dificultad para asumir responsabilidades elementales en la sociedad, tanto en el nivel laboral como educativo, pueden desarrollar conductas inapropiadas (poco control de sus impulsos, ya que consideran que todo se lo merecen); y podrían presentar comportamientos cargados de indisciplina hacia cualquier figura de autoridad, baja tolerancia al respeto hacia los demás”, agrega la experta. Puedes leer más errores comunes de los padres en www.elcaribe.com.do