Que hable Awilda

No la conozco. Ignoro, por tanto, sus méritos para llegar tan joven a presidir una sala penal nada menos que donde radican todos los poderes, con sus más ominosas influencias e irrecusables presiones. Pero si Awilda Reyes Beltré pecó de ingenua,&#8230

No la conozco. Ignoro, por tanto, sus méritos para llegar tan joven a presidir una sala penal nada menos que donde radican todos los poderes, con sus más ominosas influencias e irrecusables presiones. Pero si Awilda Reyes Beltré pecó de ingenua, casta y pura al asumir ese premio tan prematuro en su carrera, que se prepare a pagar las consecuencias. Lo único que la salvaría ante la historia, en el juicio oral, contradictorio y sobre todo público que le toca, sería denunciar con nombres, pelos y señales, a todos los responsables de este asqueroso capítulo judicial de la degradación de este país. 

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