El PLD está en la sombra, y no de un árbol, donde las aguas pueden caer a cuentagotas hasta que pase el chaparrón, sino de una sombrilla, verde de ninguna manera. No está agazapado. Porque en ese caso sería como estar en guardia para actuar si fuese necesario. Parecería que simplemente no se quiere mojar. No es por miedo ni espanto. Más bien luce en un desconcierto que le impide reaccionar con propiedad. Zarandeado por las luchas internas de las cuales en realidad no se repone, aunque bajen las tensiones, su cobija difícilmente aguante mucho, pero para salir de abajo necesita luces. Ahora no basta con aquella expresión de Euclides Gutiérrez: “la pelea es peleando”.
Los caminos del PLD
El PLD está en la sombra, y no de un árbol, donde las aguas pueden caer a cuentagotas hasta que pase el chaparrón, sino de una sombrilla, verde de ninguna manera. No está agazapado. Porque en ese caso sería como estar en guardia para actuar si…