Estamos a ley de 10 días para finalizar este 2018, año en el que se han dado una serie de eventos a nivel mundial, especialmente de conflictos entre grandes naciones, los cuales nos hace ver como si el planeta, tan evolucionado, grandes avances en todos los ámbitos y en su máximo desarrollo tecnológico hubiera perdido el Norte. En cuanto a salud, se han dado grandes hallazgos y tenemos a la mano una revolución completa, también tecnológicamente hablando, para diagnosticar en tiempo récord, detectando así cualquier tipo de patología orgánica o enferma, no obstante, paradójicamente contamos con una población de todo el mundo más enferma. Nuestro país, entra también dentro de estos mismos esquemas de desarrollo del conocimiento y la tecnología, a un nivel tal que en el más recóndito lugar cualquiera cuenta con computadora, celular o tableta, sin embargo, la parte más importante que es el interior del ser humano, cómo se siente, qué tal sus relaciones dentro del entorno íntimo del hogar, su comportamiento y contribución como ente de una sociedad; cada vez vemos un retroceso, especialmente en la parte medular, que son nuestras familias. Cada año tratamos de llevarles una reflexión que les permita a nuestros lectores preguntarse si realmente se ha crecido o decrecido, si se ha llevado un enfoque dirigido a lo que es una aparente virosis en nuestro medio, y es “tener más”, “saber más”, “emprender más” que, aunque si bien es necesario, dentro de mi apariencia personal, he aprendido de aquellos que “tienen tanto”, “saben tanto”, “conocen tanto”, carecen tanto, que me pregunto cada día: “¿Qué es lo que verdaderamente vale la pena para correr a buscarlo este próximo año?”Una persona puede ser rica pero no próspera, ya que la riqueza (con esto no digo que sea ya, ya puede ayudar mucho a otros), si es tu norte, quiero decirte que la misma es solo patrimonio y un saldo bancario. ¿De qué sirve un saldo bancario si tu familia está destruida? ¿Tiene significado este patrimonio cuando el hijo(a) es esclavo(a) de las drogas? Tener todas mencionadas anteriormente no es malo. Lo importante es aprender a reconocer que ellas nunca deben ser lo más importante y que la sabiduría real la da Dios.
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