La Vega. La valentía de continuar su denuncia en los tribunales contra el sacerdote Miguel Bienvenido Florenzán Ulloa le ha costado a Víctor Mañón pasar por un calvario, desde tener que ser tratado psicológicamente hasta marcharse hacia los Estados Unidos.

De abusar sexualmente de varios en el colegio Agustiniano, donde impartía docencia, sólo Mañón quedó como denunciante contra el fraile perteneciente a la Orden de San Agustín.

Otro jovencito, que en principio fue entrevistado por el Ministerio Público de esa demarcación, desistió tras resultar lesionado en un accidente de motocicleta.

“Todo empezó cuando me encontraba en sexto grado y comenzó el adoctrinamiento por parte del padre. Así pasaron los años hasta cuarto de bachillerato donde se dieron los toques sin mi autorización”, expresa Mañón, quien ahora cuenta con 22 años de edad y estudia negocios internacionales en los Estados Unidos.

En la acusación contra el cura católico, la víctima es representada por el abogado Carlos Salcedo. Al momento de presuntamente cometer el hecho, laboraba como director del colegio.

Centro docente es problema

“A veces siento que sólo me hacen preguntas y parece que no entienden que el problema está en el colegio, que nunca hizo nada para detenerlo. Yo no quisiera que otro niño pase lo que tuve yo que pasar y la secuela que dejó en mi estos abusos”, refiere Mañón al hablar con reporteros de elCaribe.

Tan solo en el proceso de la etapa preliminar, que conoce desde el pasado año la Corte de Apelación de este departamento judicial, ha tenido que acudir en seis ocasiones. La última se produjo el 19 de marzo de este año, tras la defensa del acusado recusar a los jueces de dicho tribunal.

Además de los amigos, Víctor Mañón ha recibido el apoyo de sus familiares, quienes siempre creyeron en las denuncia formulada contra el fraile agustiniano.

Solanyi Arias, tía de la víctima recuerda que en el proceso de investigación, que en su momento abrió la entonces fiscal titular Johanna Isabel Reyes, eran más de una decena los niños que presuntamente fueron abusados por el cura católico.

Sin embargo, cree que al tratarse algunos casos de hijos de “papi y mami”, sus padres no quisieron exponerlos en los tribunales, a pesar de la gravedad que representa estos hechos y el abuso con el que actuó el cura contra estos menores totalmente indefensos. Ahora solo espera que se haga justicia.

Quejas por apoyo de algunos sacerdotes

Durante las audiencias, el sacerdote ha recibido el apoyo tanto de religiosos como de sectores de poder en La Vega. “En ocasiones a mi sobrino le han faltado fuerzas y ha querido retirarse, pero sus amigos y nosotros estamos ahí para que continúe, pues en nuestra familia siempre hemos actuando de cara al sol, enfrentando las situaciones”, dice Solanyi Arias.

En las ocasiones en que los medios han querido escuchar la versión de la Iglesia y del colegio éstos se han mantenido esquivos.

A pesar de la gravedad de las imputaciones, según familiares del joven abusado, la fotografía de Florenzán Ulloa permanece aún en el mural de la dirección escolar del colegio.

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