En el cuerpo vivimos la dimensión del aquí y ahora, mientras nuestras mentes viven presente, pasado y futuro; Dios en la sala de edición de la oración reflexiva, nos permite traer en tiempo real lo que quisimos pero no pudo, lo que pudimos pero no quisimos, también cortar lo que no debe repetirse e insertar lo que no puede faltar; ponerle color a lo que el dolor cambió y luz a lo que merece destacarse. Si nuestro corazón puede reeditar esta vida 3D, Dios indudablemente quiere revolucionarla; es quien cada amanecer nos ata al altar de su gracia para sanarnos y bendecirnos con la innovadora tecnología de sus misericordias mañaneras. Levántate y ora porque quien medita su futuro edita. Dios no duerme, pero sueña que sus hijos finalmente despiertan.

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