Como quienes tienen más de un auto, con uno van al trabajo, con el otro salen a pasear, así también tienen un matrimonio para la sociedad, que a veces sacan a pasear y el resto del tiempo es parte de las rutinas; como muchos que tienen múltiples habilidades para ganar dinero, pero le restan valor al tiempo en familia; como tantos que olvidaron besar en la frente, vendar con abrazos, acompañar con lágrimas, caminar descalzos, correrse en la ducha, saludar al sol y proponerse un cambio honesto… Así sobrevivimos, pero cual racimo de puerro fuimos echados en la olla familiar, nos sumergieron para sacarnos la esencia y hacernos entender que amar es intencional, que duele pero no mata, ni tampoco se trata de usarlo solo para condimentar una cuarentena emocional.