Maíz, bien como alimento, pero «MAIZ» para COVID-19 solo si lo dice el médico

Tegucigalpa.- El maíz, alimento básico del hondureño desde los tiempos de los mayas, tiene ahora en la medicina una nueva «variedad», la «MAIZ», una terapia que, con la de «Catracho», son una esperanza de vida.

Tegucigalpa.- El maíz, alimento básico del hondureño desde los tiempos de los mayas, tiene ahora en la medicina una nueva «variedad», la «MAIZ», una terapia que, con la de «Catracho», son una esperanza de vida para los que recién han contraído la COVID-19, enfermedad que desde marzo ha causado 248 muertos en Honduras.

«El ‘MAIZ’ es un conjunto de medicamentos que se han planteado como fármacos de la primera línea del manejo de la COVID-19. Esto surge a raíz de muchos estudios internacionales, principalmente en España Italia y Francia», dijo a Efe su principal impulsor de la fórmula en Honduras, el médico internista Omar Videa.

Agregó que los estudios en esos países europeos se comenzaron a implementar luego de conocer la base de por qué se daba esta enfermedad, cómo tenía diferentes reacciones en el organismo y cómo evitar las complicaciones.

MAIZ NO ES NINGÚN TRATAMIENTO PREVENTIVO

Desde que en Honduras se confirmaron los primeros dos casos de contagio con coronavirus, en dos mujeres que llegaron procedentes de España y Suiza, los hondureños han tenido un bombardeo de información y opiniones de diversas fuentes públicas y privadas, muchas de profesionales de la medicina.

Eso ha provocado incluso confusiones entre enfermos y sanos que, además de lo que escuchan por los medios tradicionales de prensa, se vuelcan a leer lo que dicen redes sociales y otros sistemas de comunicación, restando credibilidad, en gran medida, a las cadenas de radio y televisión, diarias, del Gobierno, para dar a conocer la cifra de muertos y contagiados, entre otras cosas.

En esa confusión no han faltado personas, de bajo nivel educativo, que asocien en alguna medida la terapia MAIZ, con el maíz, el grano que es alimento básico de los hondureños.

Videa explicó que la «fórmula» sigla de «MAIZ» son cuatro medicamentos: Microdacyn, Azitromicina, Ivermectina y Zinc.

La terapia MAIZ va dirigida «a las personas que inician desde el primer momento con los síntomas, es un tratamiento domiciliario, hay personas que tienen los síntomas y por incapacidad o la falta de pruebas que nosotros contamos en el país, no podemos estar esperando un resultado para poder iniciar el tratamiento», indicó Videa,

Además, recalcó que MAIZ es un tratamiento médico para la enfermedad, pero «no es ningún tratamiento preventivo», sino que identifica los síntomas del paciente.

50 % DE LOS HONDUREÑOS PODRÁN SER ASINTOMÁTICOS

Al iniciar temprano la terapia con MAIZ, en 48 horas se puede evaluar la ausencia de los síntomas iniciales, lo mismo que con otras personas que están sin síntomas y que, por alguna circunstancia, estuvieron en contacto con algún sospechoso o con un confirmado de COVID-19.

Según Videa, entre el 30 y 50 % de la población hondureña va a pasar a ser asintomática, pero eso no significa que no pueda transmitir la enfermedad. De hecho, no hay diferencia entre el que tiene síntomas y el que no tiene para transmitir la COVID-19.

«Entonces, ante esa población también se ha planteado que pueda dársele el tratamiento que le baje la carga viral y que tenga la capacidad, porque los estudios iniciales nuestros reflejan los siguiente: un paciente con COVID-19 tarda cuatro semanas aproximadamente en hacer negativa su prueba, o sea en hacerle una prueba PCR», dijo el galeno.

Añadió que el PCR es una prueba diagnóstica, mediante la que se obtiene un fragmento del virus, que puede eliminarse normalmente a las cuatro semanas.

A partir de los casos iniciales vistos en Honduras hasta ahora, señaló Videa, el virus «se ve eliminado a los nueve días, prácticamente a una semana del inicio del tratamiento».

MAIZ, «sin duda, no solamente evita que la persona se complique y llegue a un hospital, sino que también la incorpora de manera más rápida a sus actividades normales», expresó el internista, quien es el director de la Clínica de Diabetes del Hospital Escuela, el más importante del país, en Tegucigalpa, y jefe de la Comisión de Investigación y Ética del mismo nosocomio.

MAIZ SOLO CON PRESCRIPCIÓN MÉDICA

Videa indicó que MAIZ ya está en las farmacias y en el sector público, que lo ha comenzado a distribuir esta semana en los hospitales del país, lo que representa un aporte, por modesto que ahora pueda ser, en un país con un deficiente, no de ahora, sistema sanitario.

El mal sistema sanitario del país, de lo que en gran medida son culpables todos los gobernantes que ha tenido Honduras en sus casi 200 años de vida independiente, llega al grado de que no es exagerado pensar que hay hospitales que, comparativamente, están más enfermos, de gravedad, que sus pacientes, lo que no ignoran los ministros de Salud, quienes, a veces, como ahora, no son médicos.

La fórmula MAIZ, con la que no serán curados las 6.000 personas que han contraído la COVID-19 en Honduras, desde marzo, al menos puede contribuir a reducir la carga viral, según Videa, y se suma a otra, aportada por otros médicos nacionales, con el nombre más común de los nacidos en el país centroamericano: «Catracho».

Videa señaló que cada país busca fórmulas en la lucha contra la COVID-19 y que, en ese sentido, Honduras hace lo suyo, pero está abierta a cualquier cooperación internacional a nivel científico para aportar sus análisis y protocolos, los que no son propios, sino que son protocolos de la ciencia.

En ese sentido, el médico hondureño, que ha venido trabajando en la terapia MAIZ con otros dos colegas suyos, enfatizó que será bien recibida cualquier comunicación que del exterior surja para poder comentar sobre las experiencias que con los abordajes, se han tenido en Honduras.

CATRACHO, LA SEGUNDA FORMULA HONDUREÑA

Los médicos hondureños y demás personal sanitario de apoyo, siguen al frente de la línea de fuego abierta por la COVID-19, pese a que en esa lucha han perdido a varios colegas y compañeros de trabajo. Su labor la reconocen diversos sectores del país, que no ignoran la triste realidad del sistema sanitario del país.

A esa lucha de salvar vidas, también se ha sumado otro médico hondureño, que desde hace varios vive en Estados Unidos. Se trata de Miguel Sierra Hoffman, quien desde Victoria, Texas, ha dicho presente con «Catracho», gentilicio que identifica a los hondureños.

Al respecto, Videa, autor de MAIZ, dijo que «Catracho» surge de una combinación, en otra estrategia de dos médicos especialistas intensivistas de San Pedro Sula, Fernando Valerio y Oscar Díaz, apoyados desde Estados Unidos por Sierra Hoffman, que «comenzó a tener buenos resultados con la aplicación de esta terapia».

Añadió que «Catracho» tiene una fórmula para manejo hospitalario, si el paciente tiene una complicación o la enfermedad le ha avanzado y no llegó a tiempo de aplicarse la terapia comunitaria.

«Entonces, está la posibilidad de recibir un tratamiento que le pueda evitar caer en una unidad de cuidados críticos y que potencialmente pueda llevarlo a la muerte».

Con una pandemia que sigue creciendo, Honduras iniciará el lunes una gradual reactivación de su precaria economía, a la que también hay que buscarle fórmulas como «MAIZ» y «Catracho», para mantenerla viva.

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