Las heridas abiertas producen el síndrome de la mente cerrada, un mecanismo de defensa que desarrollamos para evitar seguir siendo heridos. Nuestro corazón funciona como un capullo donde desarrollamos la visión, o sea, las alas, Dios puso eternidad en el, abriendo los límites en tiempo y espacio de nuestra existencia, pero necesitamos dejar de ver la vida desde el dolor para sanar desde el amor… En su poema “La génesis de las mariposas”, Víctor Hugo dice que son “cartas de amor rotas que, por los cielos, aletean, flotan y se tornan en mariposas” más el poeta Robert Frost las mira como “flores que vuelan”. Es mejor volar aunque pueda doler que disfrazar de colores tus sinsabores. Amar como volar requiere de valor, no es solo superar el miedo, es superarnos!

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