“No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”, la llamada regla de oro, principio moral de prácticamente todas las religiones y culturas. El cristianismo la enuncia como: “ama a tu prójimo como a ti mismo”; pero hacemos excepciones y generalmente la practicamos con familiares y personas de nuestro círculo íntimo. Sería muy diferente la convivencia social si cada quien se pusiera como tarea diaria recordar la regla de oro. El trato justo a los demás prevalecería en nuestras acciones y decisiones personales o sociales. La interacción permitida por las nuevas tecnologías de comunicación tendría menos comentarios mordaces, ataques difamatorios y descalificaciones personales. Bueno, Jesús también dijo: “con la misma vara que midas, serás medido”.

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