El hoy occiso presidente de Haití, Jovenel Moïse, permaneció en el 2017 en una sala de interrogación durante cuatro horas respondiendo a las preguntas de un juez sobre supuestos alegatos de fraude en su contra.
Esto justo un mes antes de que debiera juramentarse como presidente.
Para ese entonces Moïse era un empresario bananero y negó las acusaciones que lo señalan por lavado de dinero y por haber recibido préstamos a su favor antes de entrar en la política.
Jovenel alegó que esas acusaciones representaban una movida política de sus oponentes.
El caso reflejó las divisiones políticas que existen en Haití. Los tres principales rivales de Moïse en la elección impugnaron los resultados ante los tribunales y se rehusaron a conceder la victoria.
Misma que más adelante fue concedida, siendo elegido con menos de un millón de votos en un país de 11 millones de habitantes.
FUENTE: BBC MUNDO