Yama Naimi es un refugiado afgano en Estados Unidos que huyo de su país en 2017 porque sabía que no podía arriesgar su vida ni la de su familia, según afirmó a RT.

Tras abandonar Afganistán, el recorrido de ese hombre no fue fácil: estuvo en Colombia durante mucho tiempo antes de arriesgarse y unirse a los miles de migrantes que partían hacia el norte. Llegó a Panamá en abril de 2021, ocasión en la que fue entrevistado previamente por RT, antes de seguir hacia México y finalmente, a EE.UU.

«Fue muy duro, la verdad, muy muy difícil, pero sí, gracias a Dios, ya lo logré y esta fue la experiencia más fea de mi vida. Pero ya, ya estoy aquí en el norte», cuenta Naimi, quien estudió agricultura, administración de empresas y contabilidad y habla siete idiomas.

«Nueve días sin bañarnos, sin cepillarnos, y el cuarto es muy frío»

El hombre recuerda que cuando llegó a México, pasó casi un mes bajo la vigilancia del servicio de migración, que comparó con una «cárcel«. Luego, al llegar a la frontera estadounidense y entregarse a las autoridades a principios de junio se vio en similares condiciones.

«Nosotros estábamos como ocho, nueve días sin bañarnos, sin cepillarnos, y el cuarto es muy frío. Y luego de ahí te hacen una entrevista básica, y luego te llevan a otro campamento que queda, por ejemplo, a 40 kilómetros de la frontera, y de ahí estuve 35 días allá. Me hicieron la entrevista. Dijeron que me llevan a un refugio, a vivir en Estados Unidos», relató.

Naimi se refirió al trato que recibió como «malo» durante el periodo que las autoridades verificaban sus antecedentes, y que no era un terrorista. «Pero cuando ya tienen información sobre la persona y ya te llevan al campamento, el campamento está muy bien y la gente, los oficiales son muy buena gente y siempre te ayudan», recordó.

Ahora, controlan su paradero mediante GPS, pero le han otorgado documentos para que pueda ubicarse de manera legal en EE.UU. Dentro de dos meses tendrá que comparecer ante un juez.

Además, el hombre comentó que el hecho de ser afgano le ayudó a obtener el asilo: «Por la situación de Afganistán me dijeron que me perdonaron algo en la corte de allá y no me cobraron la fianza, que siempre hay una fianza que allá te cobran».

«Yo sé que los matan de una vez y ellos no perdonan»

Naimi está preocupado por el futuro de sus familiares que se quedaron en Afganistán bajo el mando de los talibanes que llegaron al poder del país este mes.

«Me están contando siempre que la situación está mal. Pero ahora dicen que casi, por ejemplo, mi familia, mis familiares que trabajaban en el Gobierno y toda la gente educada que trabajó en las oficinas ya están escondidos en sus casas porque los talibanes por la noche vienen y sacan a la gente que trabajaban con el Gobierno, la llevan y desaparecen a esa gente. Odian a las personas que trabajaban con EE.UU. Yo sé que los matan de una vez y ellos no perdonan», afirmó.

En este sentido, Naimi no cree en las palabras de los talibanes que aseguran que no va a ser el mismo gobierno que hace 20 años. «Yo digo que no tenemos, no les tenemos que creer. Esa es mi opinión, la verdad», sostuvo.

Los talibanes gobernaron el país entre 1996 y 2001 conforme a las estrictas normas de la ley religiosa sharía, limitando los derechos de las mujeres y la vida cultural, castigando a cualquiera que se considere en desacato del Corán.

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