El filme hispanodominicano La ternura se estrenó en el Festival de San Sebastián y llegará a los cines en enero

La ternura, película dirigida por Vicente Villanueva (Toc Toc, Sevillanas de Brooklyn) tuvo su estreno mundial en el festival de cine de san Sebastián, el más importante de España, dentro de la Gala de RTVE, el 28 de septiembre. Universal la ha puesto en unas 250 salas de cine en ese país.

A la gala del filme que en parte se rodó en Samaná, asistieron sus coproductores dominicanos Omar de la Cruz e Yvette Marichal. La entrevista cedida por Villanueva fue especial para elCaribe.

l Al ser una obra de origen teatral, ¿de qué manera vino la idea de la adaptación cinematográfica? ¿Qué cambios tuvo que introducir para adaptarla?

lLuego de la adaptación de “Toc Toc”, David Naranjo me habló de la obra de Alfredo Sanzol y estuvimos valorando cuál de sus obras era susceptible de ser adaptada al cine. Cuando vi “La ternura” me pareció que era una oportunidad fantástica de hacer una película como las que se hacían en los sesenta o setenta, con un aire retro, que oliera a Shakespeare, que tuviera un poco de magia, de romanticismo, de vaudeville, de comedia. Me gustó tanto la obra de teatro que no tuve dudas de llevarla a la pantalla. Es una obra de teatro muy cinematográfica. Rápidamente vi las posibilidades que tenía de ser llevada al cine. Me di cuenta de por dónde la podía llevar. Es verdad que la obra de teatro no tiene ninguna escenografía pero tiene una estructura muy cinematográfica. El teatro tiene y muchos elementos mágicos que son invisibles. El cine nos daba la oportunidad de convertirlos en realidad. Respeté mucho el espíritu de la obra pero he hecho un ejercicio muy cinematográfico de contención, de ir a la esencia, crear elipsis, mantener ese lenguaje tan rico pero ir al grano, cambiar el ritmo, el lenguaje cinematográfico, hacerla más visual. Todo esto estaba en el origen pero lo fuimos modificando para lograr la película que es.

¿Cómo fue el proceso de casting?

La verdad es que fue muy divertido, porque estamos acostumbrados a ver a Emma (Suárez) en un perfil más dramático, más serio y ver que ella se lo está pasando tan bien, está lanzándose, juega, se divierte en un rol completamente diferente a lo que ha hecho. En cuanto a la caracterización quisimos darle un estilo Bette Davis, como una Reina Isabel, esa fue la inspiración. Cuando surgió el nombre de Emma Suárez ella siempre estuvo muy entusiasmada por el proyecto y ha sido muy fácil porque se entregó al máximo y se nota.

“La ternura” está inspirada en “Sueño de una noche de verano” y otras obras de Shakespeare pero con un toque tan contemporáneo, tan vigente. ¿Hubo un proceso de modificación de algunos diálogos o situaciones en la adaptación?

l Los diálogos son los de la obra de Sanzol que eran tan ricos, tan elaborados, tan ingeniosos que nos pareció que era esencial mantener lo más imprescindible para respetar al máximo la historia y luego a la hora de trabajar con los actores respetamos la esencia. Estábamos usando de referencia el material de Shakespeare, pero en todo momento quisimos que fuese solo una comedia, que el texto no se traicione. Era tan perfecto que fue fácil normalizarlo, tratamos de bajarlo a la Tierra, manteniendo en todo momento imágenes tan bonitas y poéticas. Es la clave que tuvimos en todo momento.

¿Cómo ha conseguido mezclar tantos géneros y temas clásicos y contemporáneos?

Para mí ha sido muy fácil. Era algo tan bonito que siempre estuvo todo muy claro. Yo lo que aporto es la fijación de lo que tengo en la cabeza. No ha sido complicado. Es como tener en tu cabeza de qué manera quieres que cante una melodía y lo transmites y lo haces. La forma ha sido quitando la parte intelectual y llevarlo como una fiesta, un vaudeville, hacer el proceso divertido. Como la película tiene mucho texto quería compensarlo con muchas acciones, mucho movimiento, no quería una adaptación academicista, donde es tan bonito todo lo que dicen los actores se quedan ahí estáticos. Quería que fuese como una montaña rusa en la que entras y no te bajas hasta el final. Es verdad que tiene este lenguaje antiguo, pero para mí era muy importante que arrancara y no decayera en ningún momento, que no se sienta el origen teatral.

¿Cómo fue el “viaje de descubrimiento”, a rodar en Samaná?

El entorno de Samaná era perfecto para lo que buscábamos. Rodar allí era perfecto. Aunque estábamos imaginando una isla más pequeña, las playas de Samaná se adaptaban perfectamente. Hemos logrado una película con un look muy particular y muy fantástico de náufragos que viven en este paraíso. El rodaje fue muy intenso porque rodamos pocas semanas y veníamos de rodar en Madrid y Canarias. Fue muy poco tiempo, muchas tensiones, muchas decisiones. Pero ahí está el resultado, lo que logramos es espectacular, rodamos en Dominicana la mayoría de las escenas con mar. El volcán es, por ejemplo, Canarias, pero el mayor logro es que a veces no distingues qué parte es República Dominicana y qué parte es en Canarias. De un plano a otro podemos cambiar de país y la gente no lo nota.

En términos de coproducción en República Dominicana, ¿hay algún próximo proyecto personal?

Personal por el momento no, ya que sería muy gracioso que mi próximo proyecto también se haga en Dominicana, pero creo que se abren las posibilidades para nuevos proyectos de envergadura entre los dos países. Sabía por ejemplo que Emma había rodado anteriormente en Las Terrenas. Y ya llegarán nuevas coproducciones.

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