Oakland, California, EE.UU. Golden State debe aprender de sus errores.

Aprender de cuando dejó escapar un título en 2016. De cuando navegó sin sentido de urgencia el domingo durante el tercer cuarto para provocar que el segundo juego de la serie se tornara mucho más interesante de lo que debió ser, al menos hasta que Stephen Curry explotó en el último período. Aprender de Boston, tanto este año como hace seis. Aprender de lo que también le costó un campeonato a San Antonio en 2013.

No hay que darle esperanzas a LeBron James. O arriesgarse a las consecuencias.

Los Warriors aventajan esta final por 2-0 después de un triunfo de 122-103 el domingo que colocó a los campeones defensores a dos victorias de lo que sería su tercer campeonato en las últimas cuatro campañas. Solo cuatro equipos en la historia han desperdiciado una ventaja de 2-0 en la Final -y Golden State es uno de ellos, cuando dejó escapar un anillo ante James y los Cavaliers hace dos años.

La serie se traslada desde mañana a Cleveland para el tercer juego. James definitivamente será alentado por una ruidosa afición local que querrá levantarlo de inmediato -y dejar una serie de huellas antes de que James se enfile a la agencia libre y considere dejar de nuevo a los Cavaliers el próximo mes.

El tercer juego lo es todo para los Cavaliers. Si caen a un 3-0 en contra, la serie terminó. El tercer juego también debe serlo todo para los Warriors. Y lo saben bien. Más vale que lo sepan.

Boston tuvo a James abajo 2-0 este año, pero perdió los juegos tres y cuatro en Cleveland para terminar eliminado en siete partidos. Los Celtics tuvieron a James y al Heat abajo 3-2 en la Final de la Conferencia Este de 2012 y no pudieron avanzar. Los Spurs ganaban 3-2 la Final de 2013 y tenían una ventaja de 10 puntos en el cuarto periodo del sexto juego, y al final se fueron con las manos vacías.

Sería absurdo si los Warriors no recuerdan el ejemplo admonitorio por excelencia.

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