LeBron James pasó la página rápido. Un día después que los Cavaliers reconfiguraron su plantilla con varios canjes que remecieron a la NBA, James no quiere pensar en los que se fueron.

Tampoco en el tiempo que le queda a Cleveland para rescatar una temporada que empieza a escurrírsele de las manos. James prefiere seguir hacia adelante. “Es lo que hay, así que hay que seguir”, dijo James ayer después de una práctica en Atlanta. “La plana mayor realizó los cambios que consideraron apropiados para la franquicia. Ahora es manos a la obra”.

En las últimas horas del mercado de canjes el jueves, los Cavs se deshicieron de seis jugadores, incluyendo a Isaiah Thomas y Dwyane Wade, el mejor amigo de James, en tres transacciones separadas con la intención de armar un plantel más joven y atlético. El gerente general Koby Altman indicó que la idea es revitalizar a un equipo que le pareció que “agonizaba” y que no estaba cumpliendo con sus expectativas como uno de los candidatos al título.

Cleveland sumó a los escoltas George Hill y Jordan Clarkson, al igual que los aleros Larry Nance Jr. y Rodney Hood, cuatro jugadores que tendrán que acoplarse rápido al equipo. Los Cavs enviaron a algunos de sus médicos a Atlanta con la intención de realizar las pruebas médicas necesarias antes del partido de ayer, pero es improbable que alguno juegue hasta mañana en Boston.
Sobre el papel, los Cavs lucen mejor, pero James prefiere ser precavido.

“Obviamente tenemos que ver cómo encajan”, indicó el jugador. “Pero me gustan los jugadores que llegaron”. Aunque la reconfiguración era necesaria para despertar del letargo a Cleveland, también es una manera de mantener contento a James, quien puede convertirse en agente libre e irse de los Cavs este verano. Ya hay equipos haciendo fila para entrevistarse con “El Rey”, si es que decide rechazar la opción de 36,5 millones de dólares y rescindir su contrato.

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