Ni la prueba más fuerte ni la lesión que lo sacó por un año de béisbol han desviado a un Oliver Ortega que en esta temporada ya demostró calidad en el relevo de los Angelinos de Los Ángeles.

Sus lágrimas se enredan con la felicidad indescriptible de un joven oriundo de Arroyo al Medio (Nagua), que soñó desde pequeño jugando en la calle con ser lanzador de Grandes Ligas y ayudar a su madre a salir adelante.

“Lo logré, y quiero seguir cumpliendo sueños. El trabajo, consistencia y dedicación, me han ayudado a vencer pruebas y mantenerme firme”, expresó Oliver Ortega a elCaribe.

A pesar del talento, Ortega, quien fue enviado a las Menores el pasado domingo, necesitó derribar estigmas como el tamaño antes de firmar con los Ángeles en el 2015; pasó por dos programas de preparación, acudió a varios procesos de selección denominados “tryouts” en distintas ciudades en República Dominicana y también compaginó sus prácticas de béisbol con la cocina para mantener a su familia.

“No me querían por pequeño. Me sacaron de los programas por ese problema. Era muy difícil para mí pero no bajaba los brazos, me tracé una meta y sabía que tenía que cumplirla con ayuda de Dios”, sostuvo Ortega, quien, antes de ser bajado, exhibía efectividad de 3.81 y 24 ponches en 26 episodios con los Angelinos.

Luego, su padrastro lo llevó a La Romana, ahí el entrenador César Gómez le dice que tiene futuro y que debía quedarse. Pero sin los recursos, empezaron a trabajar en el restaurante de su tío y Oliver ayudó a su causa para acercarse más a su meta. “Era ayudante de chef. Un día me dicen que debo llevar una comida al equipo de los Medias Rojas, sin pensarlo mucho, acudí a hacer la entrega, resultó que la llevé hasta un avión. Era una señal”, dijo Oliver.

Fue una señal que nunca se apagó para Oliver en su travesía. Hubo dudas en 2017 cuando por problemas de la espalda se perdió todo el año, pero no fue lo suficiente para abandonar el sueño. “Me deprimí, no pude lanzar un año completo. Cuando regresé en 2018, luché con mi mente, traté pero siempre que lanzaba un bullpen, no aguantaba el dolor, llegué hasta pedir mi liberación del equipo”, dijo Ortega.

Pero continuó y con ayuda de Amaury Taveras y su madre Filadelfia Holguín superó esa lesión. Se preparó mentalmente y logró entre Clase Avanzada y Doble A, terminar con efectividad de 4.14, 111 entradas lanzadas y propinó 135 ponches con apenas 35 transferencias.

De ahí en adelante, su camino hacia La Gran Carpa cada vez fue tomando más sentido, y tras un año de pandemia, y excelentes números en la campaña 2021 fue llamado a Las Mayores, el 08 de septiembre. “Sentí de todo. Es algo que nunca olvidarás, recuerdas todo lo que has pasado y sabes que valió la pena. Que debemos luchar y nunca desistir”, indicó Ortega acerca de su debut que lanzó esa noche una entrada y un tercio en blanco en el Petco Park de San Diego.

Precisamente, en ese afán de ser mejor cada día y después de pasar su prueba de fuego, Oliver se fortaleció en su paso por la Liga Dominicana con el Licey. “Realicé un gran trabajo con el Licey. Me ayudó mucho a trabajar mis picheos, ya que me enfrenté a bateadores con mucha experiencia y traje esa consistencia a los entrenamientos de Grandes Ligas, entiendo que me ayudó mucho a hacer el equipo”, dijo el serpentinero que finalizó con la novena azul en la pasada campaña con efectividad de 0.69, permitió cinco carreras, otorgó tres boletos y ponchó a 17 en 13 entradas.

Cataloga a Jairo Cuevas como su “padre”

Otra persona clave que fue parte del éxito conseguido por Ortega con los Tigres del Licey fue Jairo Cuevas, quien aparte de ser el coach de pitcheo del conjunto azul también desempeña esa misma función para la filial Triple A de los Ángeles.

“Jairo Cuevas lo catalogaría como mi padre, es una persona que me ayuda a identificar en qué debo mejorar y sus sabios consejos han contribuido a mi carrera”, dijo Oliver, de 25 años.

Su sonrisa no esconde por todos los tramos que ha tenido que pasar para llegar hasta aquí. Ortega está consciente del buen momento que vive con la novena del equipo californiano y cuán valioso sigue siendo su trabajo para mantenerse en el Big Show.

“Yo le llamo doble O, él ha sido muy bueno. Él es muy agresivo y calmado a la misma vez, ahora mismo está adquiriendo confianza de Grandes Ligas. Él va seguir mejorando. Le tengo mucho cariño, tiene un buen brazo y va a ser mejor mientras adquiera más experiencia en la Gran Carpa”, manifestó en exclusiva el ex-dirigente de los Angelinos de Anaheim, Joe Maddon a elCaribe.

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