Dijo a elCaribe que dejó malos hábitos y que no se presiona al batear. Viene de tener en abril el mejor mes de su carrera
Vladimir Guerrero Jr. viene del mejor mes de su joven carrera que arrancó en 2019. Nunca antes había reunido las estadísticas que puso en abril pasado.

El plan abarcó muchos renglones, en lo físico para bajar de peso, acompañado de una línea fuerte de disciplina y, un detalle muy importante, el aspecto mental.

“Yo me puse para lo mío, como decimos allá. Dejamos la bebida, el teteo, acostarme tarde, empecé a comer mejor. Todo eso fue parte del trabajo que hicimos desde que llegué al país”, dijo Vladimir Jr. desde su residencia en Clearwater, Florida, a elCaribe en una entrevista en vivo por Instagram.

Esa agenda fue consensuada con su entrenador, Junior Rodríguez, con quien logró rebajar desde las 272 hasta las 242 libras.

“Cuando comenzamos a trabajar, Junior me dijo que él me iba a dar lo mejor de él, pero que yo también tenía que darle lo mejor de mí. Y así lo hicimos”, añadió. Sus jornadas incluían dos días corridos de ejercicios, luego uno de descanso y después otro par en línea.

Para Vladimir, abandonar ciertos hábitos no fue problema, lo que sí le costó un poco fue con el chocolate. “De vez en cuando me como uno”, dijo con rostro de picardía, “pero no abuso. Es uno a veces”.

En todo esto, hay una persona vigilando que el primera base de Toronto cumpla con lo estipulado y esa es doña Altagracia Albino, la progenitora de su padre. “Abuela no relaja. Siempre está pendiente. Ella es por la línea”, indicó.

Cero presionarse

Guerrero Jr. fue de los mejores peloteros en abril. Bateó para .350 con siete jonrones y 20 remolcadas. Su porcentaje de embasarse estuvo en .490 y el de “slugging” en .663, una producción impresionante. También compiló más bases por bolas (20) que ponches (16).

“Yo me presionaba mucho y eso me quitaba confianza. Yo quería hacer muchas cosas en un turno y mi papá me lo decía, que no me cargara tanto. Este año empecé a querer tener buenos turnos. Si el pícher viene por ahí (la goma) le hago swing, si no, la dejo pasar”, expresó.

El jugador del cuadro, cuya hora de llegada al estadio es entre 1:00 y 1:30 de la tarde para los juegos nocturnos, dijo que ahora tiene más conversaciones con su padre, el inmortal Vladimir Guerrero, lo que también le ha sido positivo.

“Ahora hablamos más que antes y él siempre me dice que no me preocupe por los jonrones, que piense en tener buenos turnos y eso hago”, señaló. De sus siete cuadrangulares, tres fueron en un partido. “Yo sabía que dos se iban desde el contacto”, dijo con un tono que no deja espacio a ninguna duda.

El beso para sus hijas tras cada cuadrangular

Vladimir Jr. dijo durante la entrevista que todos los días habla con sus hijas antes de cada partido. “Muchas veces son ellas que me llaman antes de que yo marque”, comentó. Es el padre de Vlaimel, de tres años, a quien llama “Guingi”, y Vlaishel, de dos años, cuyo apodo es “Chel”. Resulta que cada vez que conecta un jonrón hay un gesto que es exclusivo para ellas. “Le doy un beso a mis guantillas (se señala la parte de las muñecas), en la derecha está el nombre de una y en la izquierda la otra. Son dos besos para ellas. Siempre las tengo presentes. Son la razón de mi existir”, dijo Guerrero Jr.

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