Labegar, De los Santos y De la Cruz no lo pensaban dos veces para pelear. Hoy han cambiado y están dispuestos a ganar medallas por el país en justas internacionales

Mario Labegar “no perdía tiempo en partirle la cabeza a cualquiera”. Siempre se mostraba rebelde ante aquellos que querían ser mejor que él en su sector Villa Pereyra, La Romana.

“Nadie podía meterse conmigo porque sabe lo que le esperaba”, relata Labegar a elCaribe. “En la escuela no importaba que fuera grande o chiquito y me iba a la trompá. Yo era cabeza caliente, pero con el tiempo uno iba cambiando ese estilo de vida porque no era bueno”, agrega el hoy miembro de la selección de boxeo.

Es en el boxeo que encuentra esa vía para hoy ser una persona diferente y que la sociedad lo ha acogido, en especial el Ejército de la República Dominicana, donde ostenta el rango de raso.

“Yo era agresivo desde pequeño. Al primero que se me metía por el medio quería partirle la cara con to’. Era pa’ matarlo. De cualquier cosita ya yo estaba prendido y listo para lo qué sea, pero Dios tomó control de mí y ahora uso la violencia, pero en el boxeo, llámese una violencia deportiva. Gracias a Dios que hoy estamos alejados de muchas cosas por la que un gran número de jóvenes están envueltos como los malos vicios que no aportan nada a la sociedad. Ahora ven a un Mario más diferente”, apunta.

Gracias a ese ímpetu deportivo que hoy presenta, Labegar, ganador de la medalla de plata de los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, disfruta de un gran número de éxitos obtenidos, tanto nacionales, como internacionales, pero en especial a sobrevivir en la vida alejado de los conflictos.

“Con mucha fuerza he echado hacia adelante. Fueron muchas las cosas difíciles por las que pasé, como lidiar con problemas. He aprendido a compartir mucho con los demás, de aprender de los errores cometidos, así como ver las cosas buenas y las malas también dentro y fuera del terreno de combate, pero sobre todo sin darle tormento a mi familia, quienes están muy orgullosos de mi”, señaló el pugilista, que compite en los 49 kilogramos.

De los Santos, disciplinado

Al igual que Labegar, Leonel De los Santos, quien pertenece a la Policía Nacional, también vivió un mundo difícil durante su adolescencia en el sector Katanga, de Los Mina. “No tenía una buena disciplina. Yo no era fácil. Gracias a Dios y a mi padre, que, a través del boxeo, me apartaron de las calles, me ayudaron a salirme de todo lo malo y sé que me seguirán ayudando a ser una mejor persona”, expresó De Los Santos.

Manifiesta cómo el respeto, el autocontrol y el orgullo por el amor al boxeo fueron piezas determinantes para insertalo en el camino de lo correcto. Hoy día se muestra orgulloso por tener estos valores en su vida.

“A través de tus esfuerzos, es que vienen tus conquistas, y sí te empeñas puedes lograr lo que quieres. Lo que no lo logras es por lo que no luchas”, enfatizó De los Santos, quien ahora tiene su mirada en conquistar la medalla de oro en los venideros Juegos Panamericanos que se celebrarán en Lima, Perú.

Alexi de la Cruz, quien también empacará maletas para la cita de los Juegos Panamericanos, relata cómo el boxeo sirvió de instrumento para hoy convertirse en una nueva persona.

“Por mi casa había un amiguito que me daba muchos golpes. Eso me llevó a también a ser violento. No quería quedarme así con él por lo que tuve que usar también la violencia con él. Era necio cuando estaba más pequeño. Le daba a cualquiera”, sostiene De la Cruz a elCaribe.

Recuerda que su papá (Miguel de la Cruz) y su abuelo (Cirilo Rijo), quienes fueron boxeadores, lo motivaron a practicar esta disciplina y el tiempo le ha dado buenos resultados.

“He viajado a muchos países a competir, a conocer nuevas personas, a ser más útil a la sociedad a través del boxeo, pasión que perdurará en mí hasta que muera”, expresa el joven pugilista, quien pertenece al Ejército y a la selección nacional al igual que Labegar y De los Santos.

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