China reúne a más de 100 países para su proyecto mundial de «beneficio mutuo»

China ha reunido en Pekín a representantes de hasta 150 países organizaciones internacionales que han firmado ya acuerdos con el Gobierno chino en el marco del ambicioso proyecto internacional de las Nuevas Rutas de la Seda, que se debatirán, desde mañana y hasta el sábado, en el segundo foro de la iniciativa.

Pekín, (EFE).- China ha reunido en Pekín a representantes de hasta 150 países organizaciones internacionales que han firmado ya acuerdos con el Gobierno chino en el marco del ambicioso proyecto internacional de las Nuevas Rutas de la Seda, que se debatirán, desde mañana y hasta el sábado, en el segundo foro de la iniciativa.

El objetivo del proyecto, asegura Pekín y repite de manera insistente la prensa estatal, es el de la creación de «una comunidad global con un futuro compartido», aunque este, que de momento se está desarrollando sobre todo en su vertiente económica, ha levantado numerosas sospechas a nivel internacional.

No entre los 150 representantes de países y organizaciones (37 de ellos, jefes de Estado o de Gobierno) que concurrirán en la capital china y que, de un modo u otro, se han adherido a una iniciativa que por el momento busca ampliar rutas comerciales entre los miembros y construir nuevas infraestructuras terrestres y marítimas sobre todo en Eurasia, África y América.

China asegura que ha realizado una inversión directa en los países del proyecto 90.000 millones de yuanes (13.387 millones de dólares o 11.936 millones de euros) entre el momento de la formulación de la iniciativa -en 2013, por el presidente de la potencia asiática, Xi Jinping- y el cierre de 2018.

Además del jefe de Estado anfitrión, entre los presidentes o primeros ministros que asistirán figuran los de Italia, Portugal, Grecia, Rusia, Chile, Austria, Suiza, Singapur, Filipinas, Kenia, Pakistán, Egipto, República Checa, Hungría, Serbia, Mongolia, Vietnam o Tailandia.

Sin embargo, muchos países occidentales no enviarán a sus cabezas de Gobierno (entre ellos EEUU, Canadá, el Reino Unido, Alemania, Francia, Australia o España), aunque sí representantes «de alto nivel».

Está previsto que Xi abra la reunión el día 26 con un discurso, tras el que habrá una mesa redonda con los líderes asistentes, mientras que este jueves, la reunión comenzará con un foro de ejecutivos del que por el momento no ha trascendido ninguna información oficial.

Esta apuesta china -cuyo nombre oficial es «Iniciativa de la Franja y la Ruta»- «ayudará a construir un mundo de paz duradera, un mundo de seguridad y prosperidad común, un mundo abierto e inclusivo y un mundo limpio y hermoso», asegura Pekín.

Sin embargo, el ambicioso proyecto ha creado muchas dudas entre las organizaciones ecologistas y de defensa de los derechos humanos.

En un comunicado de prensa emitido esta semana, la ONG Human Rights Watch (HRW) reclamó al Gobierno de China que se cerciore de que «los proyectos que financia o en los que se involucra bajo la Inciativa de la Franja y la Ruta respetan los derechos humanos».

En este sentido, pidió a Pekín que realice las consultas convenientes con los grupos de población afectados por los proyectos.

«Las críticas a algunos proyectos de la Franja y la Ruta (como la falta de transparencia, la indiferencia hacia las preocupaciones de las comunidades y las amenazas a la degradación medioambiental) sugieren un compromiso superficial» con los países en los que opera, según Yaqiu Wang, investigadora de HRW sobre China.

La organización denuncia la falta de realización y publicación de estudios de impacto social y ambiental de los proyectos, cuya carencia considera «incompatible con las obligaciones básicas de los estados bajo la legislación internacional de derechos humanos en lo tocante a un medio ambiente saludable y sostenible».

La falta de transparencia en los acuerdos alcanzados entre China y los países participantes es otra de las cuestiones que preocupan a varias ONG.

Según HRW, China debería comprometerse a solucionar este tipo de incidentes mediante prácticas transparentes, respeto por las protestas pacíficas y diálogo con las comunidades afectadas, técnicas todas ellas de uso poco habitual por parte del régimen comunista. EFE

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